EL "GRAFFITI"

El "graffiti se afincó como un problema en Iberoamárica, como ocurrió antes en los paises anglo-sajones, donde se le buscaron diversas soluciones, aunque con pocos resultados satisfactorios.

Esta costumbre de pintar edificios, vitrinas, vehículos, monumentos, etc., con aerosoles u otros materiales manchadores, tienen, definitivamente, sus raíces emocionales.

El ser humano lo que hace es expresar así lo que tiene dentro. Sin embargo, el "graffitero" - que se inicia, generalmente, en las edades de 12 a 14 años - lo traspasa a los muros de una casa o vidrios de un comercio, como una regresión a edades infantiles.

Era cuando rayaba todo en su hogar, dejando la huella, la información o los mensajes que indicaban la marca del paso de quién quiere trascender en la memoria y en el tiempo.

El adolescente, joven que ya no estropea los cuartos familiares, ahora raya y pinta (para ser visto y escuchado) las paredes de su ciudad (casa), el lugar en donde vive, con pintura en aerosol que compra, consigue y que mantiene en su poder como valioso tesoro. Los adolescentes que se agrupan, pertenecen a un clan, a una banda, a una tribu urbana, por compartir cierta ideología, jerga, gustos artísticos y musicales entre lo más sano. Y drogas prohibidas entre lo más enfermizos.

Frecuentemente, estos jóvenes arrastran un historial emocional de falta de apertura en el afecto por sus figuras primarias paternas, falta de atención positiva, ausencia también de un sentido de pertenencia en la familia, de sentido de cohesión y unidad.

Se lo denomina generalmente en el argot del "graffiti" como "crio", que viene siendo el grupo al que se ha integrado y con el cual se firma el mural, al que se le confiere los valores de lealtad, perseverancia, silencio, unidad y honestidad con los miembros y un fuerte sentido de compañerismo.

Todo lo encuentra sólo ahí y que muchas de las veces va acompañado por saber que no es uno más en el grupo, él es parte del grupo y el grupo es parte de él. Es un "crío" de esa crianza enclenque, adicta y deteriorante en su persona y en su ser.

Por otra parte, ser "tager" significa hacerle competencia al mercado de marcas, proponer una agresión, abrir la diferencia y el contraste del mensaje encriptado. Como su nombre lo dice, "tager" (palabra inglesa "tag") es "etiquetar", hacer publicidad sin deseo de vender.

El movimiento "tager" se proyectó en un principio contra la burocracia y sus abusos de poder, así como contra las grandes empresas.

El "tag", según los códigos, sería exclusivo y se reservaría para las paredes de empresas grandes, fábricas descomunales y grandes cadenas empresariales, como un símbolo de protesta y apoyo al pueblo.

Actualmente, el "tag" ya no es nada de eso. El "tag" contemporáneo, es nada más que marcar territorio y competir entre quién hace más placas o quién raya más piezas.

Pintarrajear una pared requiere un boceteado previo, con una estructura determinada. Es donde la imaginación impera a velocidad impresionante, ya que en la mayoría de estas "obras", no claramente definidas, realizan figuras humanas o paisajes, elaborándolo con una mano ansiosa y una mente ágil que vigila el no ser visto, quedar como un autor anónimo...

Pero ahí está la satisfacción interna de que su "arte" es visto por todos en la ciudad, que también dañó a alguien en el frente de una casa o negocio como una especie de venganza, por algo, por un resentimiento contra la misma sociedad, un sentido tonto de justicia por mano propia, por algo que ni siquiera se sabe que se trae en el resentimiento interno del "graffitero".

Lástima que este arte esté contaminado de códigos, de mensajes encriptados, de mensajes subliminales que llevan a la búsqueda y encuentro de la droga, convirtiéndose así en vandalismo transgresor de la autoridad y del respeto del territorio ajeno.

En cuanto al "graffiti" en el mundo, se encuentra en numerosos países, con ciertas variaciones en sus connotaciones

Hay diversas variaciones de lo que representa el "graffiti", podemos interpretar el hispano-americano que es más real, por lo general está socio-politizado, mientras que en otros lugares - como en los países africanos-, es la única manera de poder decir algo y que los demás lo vean.

Los "graffiteros" más conocidos y popularizados son los anglosajones, y, originalmente, fueron protestas con pintura negra. Pero, poco a poco, fueron inclinándose hacía colores vistosos y monstruosas y estremecedoras pinturas.

En las metrópolis latinoamericanas se juega con la utopía; el "graffiti" llega a ser algo más que inmensos dibujos y pintadas en los trenes subterráneos y elevados, tiene la intención de dar un mensaje social, de lo real y cruento.

Todo indica que se necesita crear una conciencia familiar en los padres, brindar esa apertura que ellos necesitan y que buscan transgrediendo toda regla y autoridad.

Y que también hace falta un trabajo integral, en donde los psicólogos capacitados y especializados serían un apoyo ideal en esta labor conjunta de la sociedad civil, las autoridades y la conciencia del joven de buscar un cambio positivo...! sin dañar a los demás, ni a él mismo!

Eva Laura Castilleja * INPA * La doctora mexicana Eva Laura Castilleja es psicóloga y escribe artículos especiales para INPA - INformaciones PAnamericanas (www.inpa.com.ar)

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