Los presidentes de tres repúblicas sudamericanas han sido sometidos a fuertes acusaciones éticas. A Lula (Brasil) le enrostran por haber comprado parlamentarios, a Lagos (Chile) por haber favorecido a parientes con contratos millonarios y a Uribe (Colombia) por haber protegido a un hermano y primos quienes, como para-militares, habrían asesinados a decenas.
Estos tres países están cerca de elecciones presidenciales en las cuales el oficialismo encabeza las encuestas. Con sus denuncias morales la oposición de derecha en Chile y Brasil quiere evitar que los socialistas gobernantes flirteen con Venezuela o Cuba y puedan ser re-electos. En Colombia la oposición llama a evitar que Uribe sea el Fujimori colombiano y busca perforar una ley que permitiría que muchos paras y narcos evitasen fuertes condenas.
La mantención del juicio a Pinochet, la condena al asesino de Mississippi en llamas (un ex sacerdote del Ku Kux Klan en EEUU), la revisión hecha por la Corte Suprema argentina a la amnistía dada a represores de la dictadura militar y el hecho que en Bolivia se haya evitado que hubiese llegado alguien que detenga el juicio a Goni Sánchez, es vista con cierto optimismo por parte de quienes creen que en las Américas hay hoy una mayor permeabilidad judicial a los derechos humanos. Mientras sindicalistas y activistas democráticos conciben que ello es un producto de sus campañas, muchos empresarios creen que tras el fin del peligro soviético es más favorable a los mercados el mantener regímenes que se basen en leyes y libertades, en vez de alentar dictaduras corruptas. En el Medio Oriente avanzan las fuerzas anti-Siria y pro-EEUU en Líbano y las conversaciones de paz entre Israel y Palestina se estancan. En Iraq, después que el vice-presidente norteamericano Cheney dijo que la resistencia está agonizando, Abizaid (el principal general de las FFAA de EEUU en el golfo arábigo) le refuta afirmando que ésta sigue fuerte y sugiere la salida del secretario de defensa Rumsfeld. El pantano iraquí puede acabar enlodando a Bush y producir un ulterior cambio de régimen pero en Washington.
Irán es el centro de la batalla entre dos polos que quieren darle salidas distintas al régimen nacionalista clerical. Rafjansani es apoyado por Occidente quien busca que Irán modere su política externa y abra su economía. Ahmadinejad, apoyado por los sectores más pobres, es la carta de los duros hostiles a EEUU y a una liberalización económica o social.
A fines de la semana entrante Blair será el presidente semestral de la Unión Europea. Combatirá a quienes no quieren que Turquía y otros países orientales entren a la UE y a quienes buscan preservar los subsidios agrarios, regulaciones económicas y muchos beneficios sociales.
Prof. Dr. Isaac BIGIO
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