En 1979 Irán - al igual que México, Bolivia, Perú, Nicaragua y hoy Venezuela - tuvo una revolución que instauró un régimen anti-imperialista que planteaba redistribuir la riqueza, beneficios a los pobres y generar muchas organizaciones populares de apoyo.
Mas, a diferencia del nacionalismo latinoamericano (secular e incómodo con una iglesia influida por conservadores), el régimen de los ayatolas es clerical y teocrático.
En las reñidas presidenciales iraníes solo compiten candidatos avalados por la censura oficial. El clérigo millonario Rafjansani (expresidente 1989-97) representa a quienes podrían querer un giro gradual hacia occidente y la liberalización (como pasó en todos los casos latinoamericanos menos en Cuba y Venezuela).
El alcalde capitalino Ahmadineyad expresa a sectores autocráticos y a capas pobres descontentas con la corrupción y los nuevos ricos quienes quieren mantener un proteccionismo social y económico hostil a Washington. Si él ganase Irán reforzaría sus programas nucleares y chocaría más con EEUU con relación a Iraq, Líbano, Palestina, Afganistán y Venezuela.
Prof. Dr. Isaac BIGIO
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