CHARLES F. RICHTER

"¿ Así que usted sobrevivió a más de 4.000 temblores en el sudeste asiático? Pero, por lo que veo, y por suerte, todos no eran muy altos en mi escala, ¿verdad?".

El que me hablaba así era el profesor estadounidense Charles F. Richter quien, lamentablemente, volvió a estar recientemente en la tapa de los diarios de todo el mundo, debido a los luctuosos sucesos en una docena de países de aquella región, tragedia que popularizó la atemorizante palabra japonesa tsunami, una mezcla de terremoto y maremoto, y que dejó centenares de miles de muertos.

Richter creó la constantemente citada escala que lleva su nombre en 1935 y, en esa oportunidad, me la explicó así, calmadamente, acariciando a su negro perro "Jack", su única compañía desde la muerte de su esposa Lilian Grant: "...con 3.5, hay poco daño en una zona local; con 4, daño moderado; con 5, daño considerable; con 6, daño severo; con 7, amplios y graves daños y con 8..., bueno...tremendos daños".

Y agregó: "Así como no se pueden predecir estos movimientos telúricos asesinos, sí se puede decir que donde se sintieron en el pasado, hay que esperarlos en el futuro, algunas veces, tras largos intervalos de calma".

En esta categoría, en el continente americano, entran México, Nicaragua, Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, la Argentina y Chile.

Aquí, el 3 de marzo de 1985, poco después de las 19.30 horas, el cielo se oscureció, pese a la época de verano, el nivel del agua del mar subió y comenzaron los remezones que aumentaron su fuerza hasta marcar 7.7 en la Escala Richter y que, casi, termina con nuestras vidas.

La zona más afectada en esta costa del Pacífico fue en la ciudad de San Antonio, pero provocó numerosos daños en el vecino puerto de Valparaíso y en este balneario, donde se vieron casas destrúidas, autos aplastados y el Museo de Bellas Artes en ruinas.

Por esos días se contaron 177 muertos, casi 2.600 heridos, cerca de un millón de damnificados, 150.000 hogares destruidos. En total, los daños materiales sumaron unos 1.100 millones de dólares, según datos todos del gobierno militar de entonces.

Me dijo Richter, en su casa de Altadena, California, (sobre la Falla de Sierra Madre)sentado cerca de un sismógrafo que le había enviado el California Institute of Technology (CALTECH), del cual era profesor emérito:

"Los terremotos están vinculados al hombre desde su nacimiento. Sin embargo, el primero que fue verdaderamente estudiado y reseñado, fue el de Lisboa, en 1755, cuya intensidad afectó a todo Portugal y también a España. Era un "Día de todos los Santos", 1o. de noviembre, y la gente llenaba las iglesias. Se contaron más de 60.000 muertos, incluidos los quemados en incendios o arrastrados por gigantescas olas marinas. Estimo que la magnitud sería de 8 1/2 a 8 3/4, o sea, superior a las bombas atómicas con las que los Estados Unidos destruyeron a Hiroshima y Nagasaki en Japón..."

¿Habrá sido el primer tsunami?

Según él, en los estados de California y Nevada se registran anualmente unos 5.000 temblores, aunque no todos se deben a la famosa Falla de San Andrés - tan publicitada en la película "Superman" -, que tiene 1.000 kilómetros de longitud y, en ciertos lugares, uno de ancho. Añadió que otras fallas peligrosas por ahí son las de San Jacinto, Malibú, Newport Inglewood, Whittier y Palos Verdes.

Ahora bien: ¿y la medición?

Dijo Richter: "Los sismógrafos, tal como se conocen hoy, no fueron desarrollados hasta 1890, primero en Japón, luego en Italia y después en toda Europa, siendo la sismología una de las ciencias que más tardíamente se desarrolló".

El sismólogo fue un pionero en la investigación de los terremotos y, entre los muchos reconocimientos que logró, varios del entonces gobernador de California, Ronald Reagan, fue uno de México, en 1977.

Es que el gobierno del vecino país buscó su consejo para construir una represa en Chiapas, actividad en la que, según Richter, hay que tener mucho cuidado.

Charles F. Ritcher, que había nacido en Hamilton, Ohio, el 26 de abril de 1900 murió, ya sin "Jack", en su "Villa Zanita", de Altadena, en 1985.

Raúl H. Riutor INPA

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