Para su principal promotor, el ex presidente argentino Duhalde, se trata de un paso histórico y el inicio de la plasmación del sueño de los libertadores. Su objetivo sería emular a la Unión Europea planificando un mercado, parlamento y moneda comunes.
Sin embargo, las posibilidades de plasmar tal unión despierta opiniones y pronósticos contrastados. Los más entusiastas son los presidentes del llamado eje progresista atlántico (Brasil, Argentina y Venezuela) mientras Chile, Uruguay y Colombia se mueven con cautela pues quisieran mejorar vínculos bilaterales con EEUU y la UE, y dicen no querer formar otro organismo burocrático. Tras las distintas posturas se esconden distintos intereses y estrategias. El planteo optimista afirma que la Comunidad Sudamericana tendría un área de 17 millones de kilómetros cuadrados, 361 millones de consumidores, un Producto Bruto Interno (PBI) de más de US $800,000 millones, exportaciones por valor de $US 188,000 millones, el 27% del agua dulce del planeta, 8 millones de kilómetros cuadrados de bosques, recursos en gas y petróleo para un siglo y el liderazgo mundial en muchos productos alimenticios.
La conformación de una Comunidad Sudamericana podría servir de imán para el resto de la América al sur de EEUU. Panamá y Méjico han mostrado su interés. Surinam y Guayana podrían integrarse con lo cual se incorporarían poblaciones de lengua holandesa e inglesa y con la mayor inmigración sud-asiática en las Américas. Esto, a su voz, influenciará en el proceso hacia mayor autonomía o descolonización de las dependencias que aún Francia, Holanda, Reino Unido y EEUU poseen al norte de Sudamérica.
La gestación de tal unión ayudaría a solucionar los diferendos fronterizos entre Chile, Bolivia y Perú, entre Venezuela con Colombia y Guayana, y entre Ecuador y Perú. También podría mejorar la situación de las naciones indias. Por ejemplo aymaras y quechuas podrían cruzar las fronteras artificiales que les separan y pedir (como en la UE) estatutos de autonomía y oficialización de sus lenguas e instituciones.
Mas, la mayor ventaja sería, según proponen los propulsores, mejorar la capacidad de las economías sudamericanas para renegociar menores aranceles para sus exportaciones hacia EEUU y la UE y menos restricciones que les son impuestas para la atracción de capitales e importaciones desde el hemisferio norte.
¿Nueva UE sudamericana nacería hueca?
Al momento de tratar de comparar la idea de ir a una Unión Sudamericana con respecto a lo que hoy es la Unión Europea hay que ver algunas cifras. La UE tiene unos 450 millones de habitantes pero un territorio equivalente a la quinta parte de Sudamérica. La ventaja que la CSN podría tener ante la UE es que es más homogénea desde el punto de vista cultural, idiomático, religioso e histórico. Mientras que en los países de la UE hay más de 25 lenguas oficiales y fuertes minorías religiosas, el 95% del subcontiente entiende dos lenguas que son mutuamente inteligibles y practica el cristianismo (sobre todo el catolicismo). Mientras Europa libró dos guerras totales, Sudamérica nunca ha tenido tal clase de confrontación y hace más de un siglo que ninguna capital sudamericana ha sido invadida.
Sin embargo, el talón de Aquiles de la nueva CSN es la economía. Lo que inició lo que hoy es la UE es el acuerdo de 1952 sobre tarifas para el acero y el carbón. Duhalde reconoce que la CSN no puede ponerse de acuerdo con tarifas arancelarias y por eso está tratando de hacer lo inverso de la UE: quien antes de ir hacia una unión política hizo convergencias económicas.
Los fundadores de lo que hoy es la UE fueron potencias con amplia experiencia colonial, ricas e industrializadas con un elevado comercio entre ellas y autonomía ante EEUU. Ninguno de los miembros de la CSN ha tenido un imperio y todos han sido dependencias. Sus economías son pobres y débiles y muy subordinadas al dólar y al capital extranjero. Varias de éstas, como la argentina o uruguaya, están en crisis. Generalmente cada uno de ellos comercia más con EEUU que con sus vecinos. Apenas el 4% de las exportaciones del MERCOSUR van hacia la CAN. El PBI de la CSN es por lo menos 10 veces inferior a los $US 11,000 millones que tiene tanto la UE como los EEUU. Mientras el PBI per cápita de la UE es de $US 24,000 anuales (frente a casi $US 38,000 de EEUU y casi $US 34,000 de Japón). Según la Enciclopedia Wikipedia el PBI per cápita sudamericano es de unos $US 7,000 anuales. Según el libro de datos mundiales de la CIA las repúblicas sudamericanas tienen un producto por habitante que es entre dos y diez veces menor al de la UE. El PBI per cápita de Brasil (la mitad del CSN en términos de territorio y población) es de $US 7,600, el cual está debajo del de Uruguay ($US 12,800) Argentina ($US 11,200) o Chile ($US 9,900) pero por encima del de Colombia ($US 6,300), Perú ($US 5,100) Venezuela ($US 4,800), Paraguay ($US 4,700), Ecuador ($US 3,300) y Bolivia ($US 2,400).
Para diversos economistas resulta una utopía pensar que Sudamérica con el carácter de sus economías pudiese desdolarizarse y adoptar su propia moneda común. El propio MERCOSUR ni si quiera logra implementar la mayoría de sus acuerdos.
El empresariado chileno no ha querido entrar de lleno a ninguno de los dos bloques económicos vecinos (MERCOSUR y CAN) pues cree que ello implicaría contaminar su economía (que la creen saneada) con la de bajas tasas de crecimiento. La resistencia del socialista Lagos a dicha unión y su insistencia en preferir acuerdos bilaterales con la UE y EEUU refleja esa presión.
USA ante la Nueva USA
El nombre de la nueva entidad aún está por definirse. La tesis de ir hacia una Unión Sud Americana (cuya sigla en castellano o portugués es USA) podría implicar ciertos recelos en los EEUU.
No se trata de la batalla por un nombre sino del concepto. Los EEUU quieren que el resto de las Américas se una en una zona de libre comercio desde Alaska hasta Tierra del Fuego. Varios países andinos y centroamericanos creen que la liberalización de sus propias economías (si bien ha podido arruinar a varias industrias nacionales) a la larga podría permitir flujos de inversiones y nuevos mercados para sus exportaciones.
Sin embargo, para los gobiernos del MERCOSUR y Venezuela existe una relación desigual. Reclaman que las economías de EEUU y la UE les demandan que acaban el proteccionismo que tienen ante varios productos internos mientras ellos mantienen altas tasas arancelarias para productos agropercuarios claves que ellos quieren exportar al hemisferio norte.
Chávez viene de hacer una gira transcontinental visitando opositores de Bush en España, Rusia, Libia e Irán, y haciendo una campaña para evitar un desplome del precio del petróleo.
Lo que Washington quiere es que la CSN sea una etapa hacia un Tratado de Libre Comercio integral. Lo que quiere Lula es su propio bloque eco-político.
Brasilia ha venido girando su diplomacia: desde privilegiar las relaciones con el Norte hacia encabezar un bloque continental. La Unión Sudamericana es el corolario que quiere el quinto país del mundo (en tamaño y población) para poder proteger y expandir su industria nacional, entrar como miembro pleno y permanente al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, y poder maniobrar con la UE, Rusia, China, Japón e India para ir hacia un mundo multi-polar distinto a la visión bushista de un globo unido en torno a su hegemonía.
El peso brasilero en la nueva CSN sería muy grande pues este país tendría la mitad (o un poco más de ésta) del territorio y de la población de dicha unión. Esta relación está a medio camino de lo que es la UE (donde ni Alemania ni ninguna potencia tiene si quiera la cuarta parte de la población o territorio de la unión) o lo que es el Espacio Económico en torno a Rusia (ampliamente dominado por Moscú).
Mientras las costas Pacífica y Atlántica de Norte América están integradas vial y férreamente desde hace más de un siglo, las de Sudamérica no solo se mantienen separadas por el Amazonas o los Andes, sino por las anteriores políticas exteriores que se centraban en promover vínculos con el Norte.
Brasilia es consciente que la nueva unión requiere de promover mucho más vuelos comerciales y acelerar la construcción de caminos que unan ambas costas. Una pista debe acabar integrando puertos del sur del Perú y Brasil.
También implica un giro en la política idomática brasilera. Ahora ese país promoverá la enseñanza del castellano en sus escuelas. El hecho que Brasil apunte a que toda su población pueda hablar el español (como segunda lengua) incrementará los chances que el castellano (que ya aventaja levemente al inglés como la lengua maternal occidental más hablada) se vaya tornando en otra lengua franca universal.
En la actualidad hay más de 400 millones de hispano-hablantes y unos 200 millones de luso-hablantes. Las dos lenguas ibéricas son inteligibles entre sí y el 90% de quienes hablan portugués son brasileros.
El español viene avanzando en los EEUU (donde tiene unos 40 millones de hablantes y se torna otra lengua oficial en las grandes urbes). Este idioma (más su hermano portugués) pudiese ser un importante capital para la nueva CSN. Los EEUU podrían ver con buenos ojos un acuerdo comercial que les garantice un flujo de inversiones. El problema estaría en que si la nueva unión adoptase tasas proteccionistas o posiciones independientes ante Washington en políticas externas.
Hay gobernantes, como Chávez, quienes temen que la Casa Blanca pudiese tomar actitudes como las que ésta ha venido optando en Georgia y Ucrania promoviendo a aliados locales partidarios de una mayor integración con la UE y la OTAN en contra de los intereses de Moscú de crear un espacio político y económico con sus antiguos socios soviéticos. El percibe que EEUU trató de deponerlo del poder alentando protestas populares en nombre de la lucha anti-fraude.
¿Será viable?
La Comunidad Sudamericana nace con muchos pronósticos optimistas. Sus impulsores creen que puede producir otro milagro (como el chino y antes el europeo). Mas, a diferencia de China (que siempre ha sido un gran Estado) y Europa (tan fuerte y soberana), Sudamérica es pobre y sujeta a numerosas tendencias externas e internas. Por una parte EEUU y las diversas potencias del norte han buscado separar y controlar a sus diversas repúblicas. Por otro lado existe la creencia en diversos sectores que esta unión puede ser otro organismo burocrático que trabe el libre comercio con los gigantes metropolitanos.
La nueva Unión Sudamericana puede estar siendo proclamada pero aún queda un largo camino donde habrán constantes roces y cuestionamientos.
Isaac Bigio Analista internacional www.bigio.org
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