La FAO advirtió que el hambre se multiplica; y el presidente brasileño insiste en direccionar recursos para la producción de alimentos en los países pobres.
Por: Angélica Rodolfi
Ayacucho, Perú (INPA) Aún hay hambre en los alrededores de esta histórica ciudad; y el flagelo también persiste en las Ayacucho de San Luis y de Buenos Aires, en la Argentina, la otrora "Granero del mundo".
Las carencias de alimentos suficientes también son denunciadas en Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, Paraguay, Venezuela, etc., como así en Brasil donde, en 2003, al acceder a la presidencia, Luiz Inacio Lula Da Silva, prometió dar cuatro comidas diarias a millones y millones de compatriotas.
Cuando llegaron de Europa los descubridores, conquistadores, colonizadores y saqueadores de tesoros americanos, no parecía - según los relatos-, que los aztecas, incas, araucanos y otros nativos pasaran hambre.
Por supuesto, este problema no es privativo de la América pobre, ya que en el continente, hasta Estados Unidos tiene necesitados; y son conocidas las difíciles situaciones en numerosas regiones de África y Asia.
Según fuentes de la Organización de Alimentación y Agricultura de la ONU (FAO) , suman unos mil millones los hambrientos del mundo.
Con el aumento de nacimientos y el alargamiento de la vida, aquella cifra asciende anualmente.
Fuentes de la ONU puntualizaron que la actual encrucijada de alimentos exige, en el plazo de una década, que se aumenten los productos en 55%.
Esta región se salvó estos siglos de las mortales hambrunas, seguidas de pestes que azotaron a Europa y algunos pueblos de África.
Los cambios climáticos y crisis diversas advirtieron, empero, que no pueden tenerse como seguros los abastecimientos de trigo, maíz, arroz, soja, girasol, leche y diversas carnes vacunas y pescados.
Las recientes sequías y bajas de ríos en la Argentina y otros países, ya originaron enormes pérdidas...¡y, por supuesto, más hambrientos! (INPA)
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