EL DESARROLLO AVANZA, LA NATURALEZA SUFRE
¿Ha visto usted algún tapir últimamente, o en la vida?¿Y una guacamaya roja?¿Y un simpático monito aullador? Si no los conoció aún, apresúrese, porque el siglo XXI podría liquidarlos con las banderas de la contaminación, minería, urbanismo, desarrollo y petróleo. De todas maneras, preguntan los defensores del progreso no sustentable y depredador: ¿para qué sirve conservar un huemul?
Por: Joselia Campos
Campo Grande, Mato Grosso do Sul, Brasil (INPA) Centenares de "bulldozers" arrasan actualmente regiones de la Amazonía brasileña, mientras las hachas, machetes y sierras eléctricas sacan chispas en las selvas de Misiones y el Gran Chaco, en la Argentina y Paraguay; y, en la Faja del Orinoco, el gobierno de Venezuela y sus socios foráneos, talan y agujerean la zona repleta de petróleo.
Todas esas regiones, van quedando dañadas y contaminadas por la acción del hombre que, al mismo tiempo, ahuyenta especies, muchas, en peligro de extinción.
Obviamente, esta destrucción de ambientes en nombre del progreso, no es privativa de la América del Sur: también sucede en Centroamérica, África y otras partes del planeta. Y has denuncias hasta en las Naciones Unidas.
Uno de los tantos animales que podría desaparecer, es el cocodrilo del Orinoco, que vive en los grandes ríos de rincones intertropicales.
Otro, es el huemul del sur, cérvido que habita estepas y bosques abiertos de los Andes australes. Su figura integra el escudo nacional de Chile.
También corre peligro la nutria marina sudamericana que puede pesar hasta cuarenta kilos, vive en el Océano Pacífico y tiene una piel sedosa que atrae a los comerciantes.
El loro de cola roja ("amazonas brasiliensis") y el loro barranquero argentino de la familia de la sitácidas, se ven cada vez menos.
Algo similar ocurre con las guacamayas rojas, blancas o de gargantas amarillas.
Se reduce, además, el número de pumas (voz quechua), o sea, el león americano que llega a alcanzar dos metros de largo.
Suerte parecida tiene el jaguar americano (o yaguar), parecido al leopardo.
La del armadillo gigante es otra disminución que preocupa, como así, la del monito aullador de la Isla Coiba.
En el capítulo tortugas (pero en todas partes), están amenazadas la verde o blanca de carey, golfina, laud, de cuatro ciénegas, en realidad, todas.
La lista, alarmante, y de mucho mayor tamaño, sigue con el tapir, el tamanduá (voz tupí-guaraní), la chinchilla, el pavón, el colibrí, el gorrión rojo, el cachalote, el ocelote, el mono tití, el león dorado y el explotado camélido andino apreciado por su fina lana: la vicuña. (INPA)
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