Katherine Eban*, Mark Benjamin*
Texto enviado por Manuel Montanez
La utilización de la tortura va en contra de todas las reglas humanas del mundo civilizado, contra la ética, la moral, el derecho internacional. Entonces uno se pregunta ¿porqué los EEUU la utilizan a gran escala a sabiendas que esto los situará en el banco de acusados de la comunidad internacional? Todo indica que los EEUU quieren alterar su significación: imponerla como imperativo moral contra el «terrorismo» y dominar aterrorizando. Este acondicionamiento se va efectuando gradualmente en la opinión pública mundial, en nuestras sociedades, banalizándola, bajo el falso pretexto de ser un mal menor ante un mal mayor: el «terrorismo». Como lo decía ya el poeta francés Jean de la Fontaine en el siglo XVII, respecto al ser humano: «prefiere sufrir que morir, esa es la divisa de los hombres». Y los especialistas de la tortura lo saben bien.
Cuando en 2005 las noticias periodísticas denunciaron que había psicólogos trabajando con militares de EEUU y la CIA para desarrollar métodos brutales de interrogatorio, los dirigentes de la Asociación de Psicólogos Estadounidenses (APA) reunieron un grupo de trabajo para examinar la cuestión.
Después de dos días de deliberaciones, el grupo de diez miembros llegó a la conclusión de que los psicólogos desempeñaban «un papel valioso y ético» al asistir a los militares.
Un alto nivel de confidencialidad alrededor del grupo de trabajo prohibía revelar las actas y los miembros y asistentes. No fue hasta un año después que se dieron a conocer los nombres de los miembros de este grupo, en Salon.com [1], revelando que seis de los nueve miembros con derecho al voto pertenecían a agencias militares y de inteligencia con conexión directa a los interrogatorios en Guantánamo y sitios oscuros de la CIA que funcionan ignorando las convenciones de Ginebra.
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http://www.patrialatina.com.br/editorias.php?idprog=c10f48884c9c7fdbd9a7959c59eebea8&cod=5711
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