Europa e os indesejáveis estrangeiros

EUROPA Y LOS INDESEABLES EXTRANJEROS

Las tres Américas y el Caribe, que abrieron sus puertas a los europeos castigados por guerras, matanzas y necesidades, ven con preocupación el maltrato que hoy reciben allá sus emigrantes, descendientes de aquellos que, aquí, convirtieron esos horrores en esperanza.

Por: Raúl Riutor

Triple Frontera, Argentina-Brasil-Paraguay (INPA) Por la presidencia de Paraguay pasaron apellidos tales como "Stroessner", "Sherer" y "Guggiari", que suenan más a los idiomas alemán e italiano que al guaraní, la familia lingüistica de la América del Sur.

A la de Brasil llegaron los "Geisel" y "Kubitschek"; y a la de Argentina los "Bignone", "Galtieri", "Aramburu" y "Uriburu" que, seguramente, no surgieron de las tribus de la Amazonia y de las llanuras pampeanas, sino de Europa, en el segundo caso de Italia y España.

Están, además, los ejemplos de "Pinochet" y "Montt", en Chile; "Natusch Busch" y "Hertzog", en Bolivia; "Castilla" y "Billingurst", en Perú; "Betancur", en Colombia y "Betancourt", en Venezuela; "Chiari" y "Boyd", en Panamá; "De la Madrid" y "Comenfort", en México, "Bonnelly" y "Hureaux", en la República Dominicana; "Barnet" en Cuba, etc. Tampoco estos nombres nos llegaron del quechua, los araucanos, caribes, aztecas o mayas.

Esta diseminación de los nombres venidos de Europa - incluyendo, además, Portugal, Austria, Hungría, Armenia, Bulgaria, Yugoslavia, Polonia y otros países-, fue posible a la política de "Puertas Abiertas" de Latinoamérica a fines del siglo XIX; y mantenida durante la Primera Guerra Mundial, la Guerra Civil Española y la Segunda Guerra Mundial.

El escritor Curzio Malaparte en sus novelas "Kaputt" y "La piel", relató (casi como un corresponsal de guerra) el hambre que entonces pasaron las destruídas Italia, España y Alemania y que, en su país, una niña virgen valía una barra de chocolate extranjero o una esposa joven y limpia, algunas papas, o un jabón de tocador.

El neorrealismo cinematográfico italiano también mostró las angustias, carencias e incertidumbre con películas de Vittorio De Sica, Roberto Rossellini y otros, ("Ladrones de bicicletas", "Milagro en Milán", "Roma, ciudad abierta").

Hoy, los nacidos en Latinoamérica, no son aceptados fácilmente por la Unión Europea (que agrupa a una treintena de países) y esto hizo que el MERCOSUR manifestara su "preocupación" y "disgusto", teniendo en cuenta que este Nuevo Continente no sólo sufrió genocidios y destrucciones culturales, como así, despojos, de parte del Viejo Continente, sino que, con el correr de los siglos, fue siempre amigo atento, acogedor, solidario y comprensivo.

A principios de julio pasado, los presidentes Cristina Fernández, Luiz Inacio Lula Da Slva y Hugo Chávez, se reunieron en la vecina San Miguel de Tucumán para rechazar por "xenófobas" las nuevas, difíciles y criticadas leyes inmigratorias europeas. También se refirieron al "racismo" y a la "intolerancia". Y al maltrato a sus compatriotas indocumentados.

El pronunciamiento también fue firmado por los gobernantes de Uruguay, Paraguay, Chile, Bolivia y los ministros de Colombia, Ecuador, México y Perú. Luego, este mes, Fernández, Lula y Chávez, volvieron a examinar con Morales, el tema que afecta a tantos emigrantes sudamericanos en Europa y que, como es sabido, no necesitan visa para ningún país de esta región, en el concepto de "Una Patria Grande".

Uno de los gobiernos más duros contra el ingreso de latinoamericanos estos meses, fue el de Italia, encabezado por el millonario Silvio Berlusconi, quien alcanzó a conocer los horrores de la guerra-más el desabastecimiento y el desamparo, tras la derrota nazi-fascista-, poco antes de cumplir los 10 años de edad. Incluso, mandó "militarizar" varias ciudades para "limpiarlas" de indeseables extranjeros.

En la actualidad, hay apellidos italianos en las tres Américas, lo que brinda certeza a la afirmación de que no impidieron el arribo de inmigrantes, aunque eran pobres. Y que procedían de naciones vencidas y humilladas que no tenían pan, Y tampoco esperanza.(INPA)

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Author`s name Timothy Bancroft-Hinchey
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