Ecuador desde agosto 1996 hasta enero 2007 tuvo 10 presidentes y dos triunviratos (un promedio de un mandatario por año). El país americano más inestable parecía que estaba cambiando de rumbo cuando hace 44 meses Rafael Correa llegó al poder.
En las presidenciales de fines de 1996 Correa ganó en uno de los balotajes más sorprendentes que haya tenido el mundo. Tras haber perdido con un 23% en la vuelta primera se impuso en la segunda con un 57%; en solo 6 semanas él triplicó sus votos. Luego, tras convocar a una constituyente que ganó e hizo que redactara una carta según sus pautas, llama a nuevas elecciones que vence en Abril 2009 con el 52% en una sola ronda.
Después de Velasco Ibarra (Presidente ecuatoriano en 1934-1935, 1944-1947, 1952-1956, 1960-1961 y 1968-1972) él se convertía en el primer gobernante re-electo de su país. Velasco (1893-1979) solo culminó uno de sus 5 mandatos constitucionales sin ser depuesto, algo no inusual en un país donde son pocos los que han entrado y salido del poder solo mediante elecciones.
Correa, si bien quisiera tentar a una nueva re-elección en el 2,013, no es tan seguro que pudiese aguantar hasta las nuevas presidenciales. Su Socialismo del siglo XXI es cuestionado por una derecha que se resiente de salir del anterior modelo monetarista y de una izquierda que le acusa de atacar a indígenas, estudiantes y trabajadores.
Los sucesos del jueves 30 han demostrado a un gobierno que es frágil y que puede ser correado por menos de mil policías. En la mañana un motín policial gasifica y hiere al presidente al que retienen en un hospital de su institución mientras que toman el congreso. El mandatario no manda en su propio país pues es incapaz de salir del recinto donde él mismo dice que pocos policías le retienen secuestrado y que incluso pueden poner en riesgo su vida.
El bien podría llamar a una huelga o protesta masiva para rescatarle, pero sabe que hay desanimo en sectores sociales a raíz de los nuevos recortes y porque teme un desborde social. Por el momento apuesta a una solución negociada mientras que las emisoras de radio y la TV solo pueden transmitir la señal oficial y se ha declarado estado de emergencia.
Las FFAA llaman a sostener al presidente pero, en vez de reprimir a los policías y rescatar al gobernante, presionan por una salida negociada en la que el ejecutivo retroceda en los recortes monetarios que hizo a los uniformados y que fue la chispa que desencadenó el conflicto. La iglesia pide que no haya golpe pero también critica al gobierno y pide diálogo.
Algunos opositores de derecha, incluyendo Jaime Nebot (alcalde de Guayaquil) se suman al pedido de todos los gobiernos del mundo (incluso el de Honduras al que Correa no reconoce pues emergió de un golpe) piden que se respete el mandato de Correa.
Sin embargo, quien salió segundo en las últimas elecciones (Lucio Gutiérrez, ex presidente 2003-2005) apoya abiertamente a la rebelión policial y pide que se anticipen elecciones generales para acabar con la tiranía.
La izquierda anti-ALBA (que en Venezuela y Bolivia tiene poco peso electoral) en Ecuador si tiene una significativa presencia parlamentaria y social y ésta (encabezada por los maoístas del MPD y los indigenistas del Pachacutik) llama a que la policía se pliegue a las protestas sociales contra la dictadura de Correa.
Tanto en la derecha como en la izquierda habrá 2 formas de encarar la crisis. En la derecha mientras Gutiérrez, quien salió al estrellato con el golpe que hizo hace una década, busca la caída inmediata de su rival, otros, como Nebot, juegan a pedir que él deba quedarse pero pidiéndole que cambie. En la izquierda, mientras el MPD-Pachacutik concibe que los policías (a quienes antes le acusaron de reprimir huelgas) son ahora parte del mismo bloque de asalariados que se opone a los recortes y con quienes deben unirse para dar correazos a Correa, la confederación indígena (CONAIE) dice que, si bien Correa ha atacado a los pobres, el cuartelazo es un remedio peor que la enfermedad por lo que hay que hacer que la gente salga a las calles para contrarrestar a éste y desbordar la tibieza oficialista.
Lo más probable es que la insubordinación se disipe y que el Presidente retorne a palacio, aunque lo que habrá que ver es qué tipo de acciones o concesiones él hace para salir de la crisis, pues, de ello último, se determinará como y cuanto tiempo dure su mandato y hasta qué punto Correa tenga suficiente correa para estabilizarse en el poder.
Dr. Isaac BIGIO
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