ARGENTINA: ALARMANTE ENCRUCIJADA ENERGÉTICA
El último barril de crudo argentino ya tiene una fecha estimativa de extracción, pero la OPEP, que integra la amiga Venezuela; el quinto miembro pleno del MERCOSUR, aconseja que hay que aprovechar la nueva tecnología petrolera que mejora la exploración, la recuperación de pozos y la captura y almacenamiento de carbono, tarea que recae mayormente en el mundo desarrollado.
Por: María Luisa Cuenya
Comodoro Rivadavia, Chubut, Argentina ( INPA) El petróleo argentino, que fue descubierto aquí a principios del siglo XX, aceleró la marcha hacia su fin, mientras que el país, para seguir creciendo como estos cuatro años, tendrá que importar crudo a partir de 2009, algo que no hizo después de 1993.
Aumentará, así, el grupo de importadores netos que forman sus vecinos Uruguay y Chile, y los automovilistas, que se multiplicaron como nunca en estos veinte años, no tienen en claro cuál será el combustible que usarán cuando se sequen los yacimientos argentinos en unos diez años, extrayéndose el último barril allá por diciembre de 2016.
Según la Unión Industrial Argentina (UIA) el país deberá invertir entre 1.800 y 2.600 millones de dólares anuales, si hasta 2020 intenta crecer entre 3% y 5%, en los campos de electricidad, gas y petróleo. Pero en la Capital Federal, Buenos Aires, siempre se recuerda que éste es uno de los países más endeudados del planeta, la mitad de la población es pobre y hay más del 10% de desocupación.
¿Habrá fondos para todo y para todos?
Un calificado vocero de la empresa Shell en la Argentina afirmó en una entrevista: "Estamos ante una crisis, guste o no la palabra". Y recordó y aconsejó:
"La Argentina tiene todavía recursos de petróleo y gas no suficientemente desarrollados, Puede y debe hacerlo. Complementariamente, puede ir incorporando energías renovables..."
Algo parecido señaló un alto dirigente de la UIA:" La Argentina debería apostar por la diversificación de la matriz energética; vale decir, tanto las fuentes tradicionales como las renovables. Esto significa que no hay que apostar solamente por el gas, hay que hacerlo por el carbón, la hidráulica, la nuclear, la eólica, los biocombustibles, la energía solar..."
Carlos Bastos que fuera ministro de Infraestructura en el caótico 2001 (cuando se contaron cinco presidentes de la República en pocos días) y secretario de Energía en la pasada década, llevó la encrucijada al mundo cuando escribió:
"...la energía barata y abundante de la que se ha disfrutado en gran parte del siglo pasado pareciera estar agotándose y entre los próximos 30 y 40 años se verá una participación creciente de las energías renovables: entre ellas la nuclear....El consumo de petróleo crecerá en los próximos treinta años, como mínimo, un 60%. En tanto, de los otros combustibles fósiles relevantes - gas natural y carbón-, hay muchas reservas . Las de carbón son cinco veces mayores que las del petróleo. Pero volver a una economía basada en el carbón es difícil en la práctica porque hace falta tecnología barata, adecuada y extendida en todos los países para la captura de los gases contaminantes, para satisfacer las exigencias del Protocolo de Kyoto..."
La Agencia Internacional de Energía (AIE) , que se estableció en 1974, tiene su sede en París y agrupa a más de dos docenas de países, generalmente ricos y grandes consumidores - Estados Unidos, Japón, Francia, Italia, Alemania, etc.-, hizo saber que:
"El futuro energético que enfrentamos hoy es sucio, inseguro y caro. Pero nuevas políticas gubernamentales pueden crear un futuro energético alternativo limpío, inteligente y competivo".
Respecto a lo anterior, la Argentina, que no tiene "cartel" de país petrolero, está retrasada en la búsqueda de energías renovables. Y el asunto ya está preocupando al gobierno, las empresas, y, por supuesto, al pueblo.
INPA
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