La denuncia social, dispersada por plumas que defendieron la cultura nativa americana.
Por: Carola Santacruz
Lima (INPA) Cumplido el trigésimo aniversario de la muerte de Jorge Icaza - considerado como el máximo exponente de la narrativa indigenista, propiciada por el llamado "Grupo de Guayaquil"-, comienza a recordarse aquí la desaparición de José María Arguedas, hace casi cuarenta años en esta capital, otro escritor que describió la lenta disgregación de la cultura india.
Arguedas nació en 1911, en Andahuaylas, Apurimac, y aprendió a expresarse en quechua antes que en castellano. Entre sus obras figuran "Los ríos escondidos", "El sexto" y "Todas las sangres".
Icaza, autor de "Cholos", "Huasipungo", "El intruso" y la trilogía autobiográfica "Atrapados", había nacido en Quito, en 1906.
La literatura indigenista se actualizó este siglo con la llegada a la presidencia de Bolivia, del joven líder cocalero Evo Morales, calificado como el primer nativo puro en llegar ahí al poder.
Otro Arguedas, Alcides, nacido en La Paz, en 1879, publicó en 1919 su novela "Raza de bronce", catalogada como uno de los primeros documentos indigenistas.
El novelista peruano Ciro Alegría impulsó la misma corriente con "La serpiente de oro", "Los perros hambrientos" y "El mundo es ancho y ajeno".
Y el limeño Ricardo Palma le dedicó mucho tiempo a sus "Anales de la Inquisición de Lima" y a su serie "Traduciones peruanas", concluida en 1918.
Clorinda Matto de Turner, la novelista peruana, recibió las influencias de Palma, lo que pudo apreciarse en "Tradiciones cuzqueñas" y "Aves sin Nido".
Desde Guatemala aportó lo suyo Miguel Ángel Asturias ("Hombres de maíz", "Mulata de tal") y desde Cuba, Alejo Carpentier ("Los pasos perdidos"), como así, Augusto Roa Bastos, desde el Paraguay ("Hijo de hombre").
Manuel Scorza, nacido aquí en 1928, nos dejó temas tradicionales andinos: "Redoble por Rancas" e "Historia de Garabombo el Invisible".(INPA)
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