Noriega, Hussein e Uribe

 Informações do Departamento de Defesa dos Estados Unidos, fechado em Setembro de 1991, fala das relações do Presidente de Colombia, Álvaro Uribe Vélez, com o cartel de Medellín e com o paramilitarismo.

Noriega, Hussein y Uribe

Un informe del Departamento de Defensa de Estados Unidos, fechado en septiembre de 1991, da cuenta de las relaciones del presidente de Colombia, Álvaro Uribe Vélez, con el cartel de Medellín y con el paramilitarismo.

La relación de estos hechos fue publicada por la revista Newsweek el 9 de agosto de 2004, en una nota redactada por los periodistas Joseph Contreras y Steven Ambrus, titulada "De la lista negra a la lista de favoritos".

Newsweek hace referencia a un documento desclasificado, un informe de inteligencia del Departamento de Defensa estadounidense, que "indica quién es quién en el negocio de la cocaína de Colombia".

La lista, que comienza con el otrora jefe del cartel de Medellín Pablo Escobar, incluye a 104 "delincuentes, asesinos, traficantes y abogados sospechosos, hasta llegar al puesto 82: Álvaro Uribe Vélez, político y senador colombiano dedicado a colaborar con el Cartel de Medellín en instancias de alto nivel del Gobierno".

De acuerdo con la cita que hace Newsweek del Informe de Inteligencia, "Uribe estuvo ligado a un negocio involucrado en actividades narcóticas en Estados Unidos (?), ha trabajado para el Cartel de Medellín y es amigo cercano de Pablo Escobar Gaviria".

Al tratar de explicar por qué son tan buenas las relaciones de Uribe con Washington, Newsweek cita a Adam Isacson, del Centro de Política Internacional, quien sostiene que "éste es probablemente uno de los presidentes más pro Estados Unidos en toda la historia de América Latina".

Explicaciones de este tipo han sido normales en Estados Unidos para justificar sus relaciones con gobiernos dominados por mafias. Ese es el caso de la Panamá de Manuel Antonio Noriega y el Iraq de Sadam Hussein.

CIA y narcotráfico

Tan temprano como en 1947, "el dinero, las armas y la desinformación de la CIA permitieron a los sindicatos criminales de Córcega en Marsella restar control a los sindicatos laborales del partido comunista. La gente de Córcega ganó control e influencia política sobre los puertos, lo que les proporcionaba las condiciones ideales para establecer alianzas a largo plazo con los distribuidores de la mafia de la droga. Esto convirtió a Marsella en la capital de la heroína de la posguerra en el mundo occidental. En 1951, se abrieron los primeros laboratorios de heroína en Marsella".

La cita anterior forma parte del informe The Cia, Contras, Gangs, and Crack,publicado por el Instituto de Estudios Políticos (Ips por sus siglas en inglés) y el Centro Interhemisférico de Recursos (Irc, también por sus siglas en inglés) en la edición digital de Foreign Policy in Focus (http://www.ips-dc.org).

En ese texto podemos observar una trayectoria de apoyo sistemático a grupos y gobiernos vinculados al narcotráfico, dando cuenta de operaciones de tráfico de drogas en el Sureste Asiático, en 1950, en Indochina, desde 1950 hasta los años 70, en Australia de 1973 a 1980 y en Panamá desde 1970 hasta 1989.

Las operaciones en Panamá, en las que actuaba Manuel Antonio Noriega, estaban relacionadas con las agresiones militares perpetradas por grupos armados antisandinistas, que operaban desde territorio hondureño, en la década de los 80 del siglo XX.

"La CIA suministraba a las fuerzas contrarevolucionarias (los contra) aviones y pilotos encargados de llevar cocaína desde América Central hasta aeropuertos y bases militares estadounidenses -nos dice el informe de Ips-. En 1985, el agente de la Administración de Drogas y Narcóticos (DEA), Celerino Castillo, le informa a sus jefes que la cocaína estaba siendo depositada en los almacenes de suministro a los contra en la base de la fuerza aérea de Ilopango, en El Salvador, para luego ser enviada en barcos a Estados Unidos. La DEA no hizo nada, y Castillo fue gradualmente sacado de la agencia".

The Cia, Contras, Gangs, and Crack incorpora en su redacción los vínculos que por más de una década mantuvo la CIA con el "hombre fuerte" de Panamá, Manuel Antonio Noriega, de quien reporta que "fue un muy bien pagado colaborador de la CIA, a pesar de que las autoridades de las drogas estadounidenses sabían que el general había estado involucrado en narcotráfico y lavado de dinero a principios de 1971. Noriega facilitó vuelos de "armas por droga" para la contra, dándole protección a los pilotos, refugio seguros para los oficiales del cartel de la droga y discretas facilidades bancarias. Oficiales estadounidenses, incluyendo al director de la Cia, William Webster y muchos oficiales de la Drugs Enforcement Agency (DEA, por sus siglas en Inglés), le enviaron cartas de elogio a Noriega por sus esfuerzos en la lucha contra el narcotráfico (sólo contra su competencia, el cartel de Medellín). Luego, Estados Unidos se opuso a Noriega, invadió Panamá en diciembre de 1989 y secuestró al general".

La invasión a Panamá y el secuestro de Noriega se llevaron a cabo en diciembre de 1989, meses después de las elecciones nicaragüenses en las que fuera derrotado el gobierno sandinista. El general panameño ya no tenía ninguna utilidad para Estados Unidos.

La historia de Noriega es sospechosamente similar a la de Sadam Hussein, otro "hombre fuerte", pero esta vez de Iraq.

Saddam fue otra de las piezas claves de la CIA para imponer el dominio mundial de Estados Unidos, desde su posición como jefe de Estado en Iraq, desde 1979 hasta 2003.

Desde esa condición, Saddam deterioró las relaciones de Iraq con la Unión Soviética, contribuyó a los acuerdos de Camp David, entre Israel y Egipto, y condujo la guerra de su país contra la Revolución Islámica de Irán.

La relación de Saddam con la Cia está ampliamente documentada y como ejemplo podemos citar los trabajos de Richard Sale para la agencia UPI, publicada el 10 de abril de 2003, y de Morris Roger, en el New York Times, del 14 de marzo de 2003.

Saddam y Noriega, con amplio prontuario de conductas vinculadas a asesinatos, genocidios y practicas de terrorismo de Estado, fueron utilizados por Estados Unidos para agredir procesos revolucionarios que resultaban incómodos a Washington.

Hoy ha correspondido a Uribe jugar este papel y servir como elemento de amenaza y perturbación a los gobiernos democráticos y progresistas de la región, en especial contra Venezuela y Ecuador.

Para todo ello, el gobierno de Estados Unidos obvia los vínculos del mandatario colombiano con el narcotráfico y con las prácticas de exterminio de adversarios políticos, realizadas en Colombia por fuerzas paramilitares, algunas organizadas por el propio Uribe, como las llamadas brigadas "Convivir" del Departamento de Antioquia cuando fue gobernador entre 1995 y 1997.

Sin embargo, Estados Unidos tiene en sus manos aquel informe citado por Newsweek, elaborado por el Departamento de Defensa, que coloca a Uribe en el número 82, de una lista de integrantes del cartel de Medellín que, comenzando por Pablo Escobar, incluye a 104 "delincuentes, asesinos, traficantes y abogados sospechosos".

FONTE: www.abn.info.ve

Subscrever Pravda Telegram channel, Facebook, Twitter

Author`s name Timothy Bancroft-Hinchey