Al menos 71 palestinos sometidos a torturas, han perdido la vida en los centros de detenciones del régimen de Israel, ha revelado este miércoles el Centro para el Estudio de los Prisioneros Palestinos.
Mediante un informe emitido en el marco del Día Internacional en Apoyo de las Víctimas de la Tortura, que se conmemora cada año el 26 de junio, este centro además de lamentar que sea frecuente el uso de los métodos prohibidos de tortura contra los presos palestinos, ha advertido que la brutalidad de los israelíes ha arriesgado la vida de otros cinco mil palestinos encarcelados en los territorios ocupados.
Arafat Yaradat, último caso revelado, murió el pasado 23 de febrero por las torturas infligidas en la cárcel israelí de Megiddo.
El informe añade que durante los últimos años, este centro ha recibido más de 900 denuncias por tortura de los reclusos palestinos liberados, sin embargo, los autores israelíes de estos crímenes de lesa humanidad no han sido castigados ni tampoco han comparecido ante la justicia. Lo que supone la implicación de este régimen en emplear estos métodos contra los palestinos.
En 2011, el Tribunal Supremo de Israel autorizó a los interrogadores israelíes de torturar, de cualquier forma posible, a los reclusos palestinos que representen una "amenaza" para la seguridad del régimen de Tel Aviv, además de garantizar su inmunidad del castigo.
La Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó este Día Internacional en su resolución 52/149, de 12 de diciembre de 1997, con el fin de dirigir la atención mundial hacia la necesidad de poner fin a la tortura, ayudar a las víctimas de esta violencia, así como erradicar la tortura y asegurar la aplicación de la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes.
La tortura es una de las formas más graves de violación de los derechos humanos, e impone un costo terrible a millones de personas y sus familias.
La violación, los golpes en las plantas de los pies, la asfixia por inmersión, las quemaduras, la aplicación de corriente eléctrica, la privación del sueño, las sacudidas y las palizas son métodos habituales de los torturadores para quebrantar la personalidad del individuo.
Aunque los daños físicos son tremendos, las consecuencias psicológicas y emocionales suelen ser aún más destructivas y más difíciles de curar. Muchos supervivientes de la tortura sufren de pesadillas y de recuerdos angustiosos recurrentes.
Hispan TV
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