EE.UU.: DESDE 1945 EL MAYOR ARSENAL NUCLEAR DEL PLANETA

Hace 60 años, este militar estadounidense recibiò la carta secreta más espeluznante que jamás se haya escrito; y que le quitó el sueño durante dos semanas. Hoy, obligan a la vigilia, los arsenales nucleares, especialmente el de Estados Unidos y los de algunos de sus declarados enemigos.

Washington DC (INPA) El Comandante de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, general Carl Spaatz, acababa de ordenar el desayuno, cuando su primer ayudante del día le entregó la usual carpeta roja de cuero con un sello azul. Al abrirla, dejando de lado un par de diarios y algunos sobres con remitentes familiares, antes que nada, fijò su mirada en el nombre del firmante de la solitaria hoja con membrete del Departamento de Guerra: era de su superior, el general Thos T. Handy. Por esos dìas, Handy habìa asistido a un par de reuniones de medianoche en una sala de trabajo de la Casa Blanca, donde conociò al nuevo presidente Harry Truman. El "provinciano" Truman, sucedió a Franklin D. Roosevelt, uno de los principales actores de la Segunda Guerra Mundial que, en virtud del texto de la misiva citada, terminaría, sólo días más tarde, con el aplastamiento de Japón y con un saldo aproximado a los 60 millones de muertos. Pero vamos, sin más rodeos, a los cuatro párrafos o puntos, escritos a máquina en aquel papel que cambiò la historia, produjo asombro, estupor, sobresalto, temor, inquietud y un miedo que dura hasta nuestros días. Departamento de Guerra Oficina del Jefe del Estado Mayor Washington 25, DC Julio 25, 1945 Para: General Carl Spaatz Comandante General Fuerzas Aéreas Estratégicas del Ejército de los Estados Unidos 1) El "Composite Group 509", de la Fuerza Aérea 20, arrojará su primera bomba especial tan pronto como el clima permita el bombardeo visual después del 3 de agosto de 1945 sobre uno de los objetivos: Hiroshima, Kokura, Nugata, Nagasaki. Aviones adicionales acompañarán al aeroplano que lleva la bomba para transportar personal militar y científico del Departamento de Guerra, el que observará y fotografiará los efectos de la explosión de la bomba. Los aviones de observación permanecerán distantes varias millas del centro de impacto de la bomba. 2) Bombas adicionales serán arrojadas sobre aquellos objetivos tan pronto sean terminadas por el personal del proyecto. Más instrucciones serán emitidas relacionadas con objetivos distintos a los ya mencionados. 3) La diseminación de cualquier o toda la información concerniente al uso del arma contra Japón, está reservada al Secretario de Guerra y al presidente de los Estados Unidos. Los comunicados sobre el tema o despachos de informaciòn serán emitidos por el comandante en el campo sin autorización específica anterior. Cualquier artículo noticioso será enviado al Departamento de Guerra para una revisión especial. 4) Esta directiva le es enviada bajo la dirección y la aprobación del Secretario de Guerra y del Jefe del Estado Mayor de los Estados Unidos. Se desea que usted, personalmente, entregue una copia de esta directiva al general MacArthur y una copia al almirante Nimitz para su información. Thos T. Handy General, GSC Jefe Interino del Estado Mayor. Como vemos, en níngún momento se mencionan las palabras "atómica" o "nuclear", que luego adquirieron tanta popularidad. Una orden fechada el 2 de agosto de 1945, señalaba que el dìa del primer ataque sería el 6 de agosto; y que el objetivo principal sería Hiroshima. Así ocurrió. Las fechas y los resultados de estos ataques aéreos han sido repetidos hasta la exageración: El 6 de agosto, a las 08.15, una bomba atómica estadounidense ("Little Boy") destruyó a Hisroshima, en Hondo. A fines de diciembre de 1945, la cifra de muertos llegó a 140.000, y, El 9 de agosto, a las 11.02, una bomba estadounidense de plutonio ("Fat Man") destruyó a Nagasaki, en Kiusiu, causando unos 80.000 muertos más. La gran cantidad de radiación que, en ambos casos, descendió instantáneamente sobre la Tierra, penetró en los sobrevivientes destruyéndoles células, con el agravante de los irreparables daños psicológicos. Hay un interrogante que, al parecer, nunca tendrá respuesta: ¿ Se habría rendido el entonces fanático, ambicioso y bélico Imperio del Sol Naciente, de haber sabido que el arsenal atómico de los Estados Unidos estaba vacío, después de esas tres explosiones sin precedentes, incluyendo la de prueba, el 16 de julio de 1945, en Álamogordo, estado de Nuevo México?

Henry Giacomelli INPA

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