Carta de ACTYMA a la Ministra de Cultura de España

Sra. Carmen Calvo Poyato Ministra de Cultura Palacio de la Moncloa 28071- MADRID

Benidorm, 31 de mayo de 2005

Sra. Calvo:

Según noticias que circulan por algunos medios de comunicación, se ha vuelto usted una enamorada de las tradiciones, aunque éstas se basen en matar y torturar animales como espectáculo pensado para que cierta gente con dependencias morbosas y crueles se lo pase bien. Asimismo, comenta usted que tiene “mucho respeto” por este tipo de espectáculos crueles y canallas

Usted, como Ministra de Cultura de España, justifica este espectáculo decadente, impropio de un país civilizado que quiere pertenecer a la Europa cultural, con la idea de que “las tradiciones no se pueden prohibir por ley”. Su forma de pensar antiprogresista se contradice con el ideario del partido al que pertenece, pareciendo usted una reencarnación de aquellos políticos españoles que tardaron 60 años en ceder a las presiones de otros gobiernos extranjeros, cuando finalmente se decidieron a prohibir por ley la esclavitud en todo el estado español en 1880 . En el caso de que no hubiera sido así, usted posiblemente sería actualmente una esclava y estaría todavía con el mocho en la mano.

Precisamente por ley se abolió la esclavitud y otras muchas tradiciones, porque en un estado democrático ése es el único camino para poner fin a costumbres bárbaras e injustas.

A propósito de tradiciones, ¿qué piensa usted acerca de la práctica de la ablación del clítoris en pleno siglo XXI? Los defensores de esta tradición argumentan que las mujeres se vuelven más dóciles y así no es necesario pegarles palizas de muerte. Usted por lo visto, sería contraria a prohibir por ley este acto bárbaro porque según dijo usted ( y repetimos la transcripción) “las tradiciones no se pueden prohibir por ley “ y además, lo “respetaría”.

Según usted, “esta tradición se mantendrá mientras el toro bravo exista”. Y nosotros decimos que esa canallada sangrienta se seguirá practicando mientras haya personas como usted en la política de este país y espectadores morbosos y crueles sin ninguna sensibilidad y compasión por un ser vivo.

Lo que España necesita es tener políticos que afronten con valor la necesidad de suprimir legalmente tradiciones y costumbres basadas en la crueldad con los animales que descalifican a este país dentro y fuera de nuestras fronteras, políticos honrados que no tengan en cuenta las presiones de los grupos interesados económicamente en su subsistencia, grupos que luchan por mantener una costumbre trasnochada para poder seguir viviendo a cuenta de ella. Ese tipo de políticos necesita España y no oportunistas que quieren bailar al mismo tiempo en diferentes bodas, y que mantienen una postura interesada que hace dudar de su integridad

Hemos seguido de cerca sus intervenciones, sus argumentos y es por ello que estamos convencidos de que es usted una persona incompetente para ocupar el puesto de Ministra de Cultura porque no reflexiona antes de hablar sobre lo que dice y utiliza argumentos que hieren el raciocinio de las personas porque carecen totalmente de fundamento, aunque tal vez sea porque está usted convencida de que en España solamente hay retrasados mentales (lo que sería un mal menor, porque el mayor sería que usted se creyera de verdad las cosas que dice) . Entérese usted de una vez de que las tradiciones que puedan afectar negativamente a la cultura, al comportamiento o a la convivencia de un país, SE PROHIBEN POR MEDIO DE LAS NORMAS, no hay otro cauce legal.

Por otro lado, resulta preocupante que su actual actitud de entusiasta de este espectáculo se contradiga con comportamientos anteriores, como cuando usted justificaba su asistencia a las plazas alegando que era “una obligación de acompañar a sus colegas de partido”, lo que nos hace pensar si tal vez existe algún interés oculto en su cambio de actitud que es ahora de alabanza y promoción de este negocio…

Esperamos su contestación (si antes no dimite, por el bien de este país).

Atentamente,

Arturo Pérez, Coordinador de Relaciones Institucionales