Carlos Gardel

En torno a la época en que se conforma el dúo Gardel – Razzano digamos que puede considerarse como el inicio de la carrera profesional de ambos y del ascenso permanente del primero que, con el paso de los años, llegaría a convertirse en la súper-estrella del momento en que la muerte lo encuentra en Medellín.

Nuestros artistas deslumbraban a los públicos ante los cuales se presentaban. Primeramente fue Buenos Aires la ciudad que los disfrutó, luego de una fallida gira por algunas localidades del interior bonaerense. Promediando el año 1915 debutan en Montevideo actuando en los teatros Royal y 18 de Julio y realizan una incursión por Brasil presentándose en San Pablo y Río de Janeiro. Para este viaje se integran a la “Compañía Dramática Rioplatense”, grupo teatral encabezado por primerísimas figuras como Enrique de Rosas, Elías Alippi, Francisco (Panchito) Aranaz, entre otros. La compañía ponía en escena una obra (allí estuvo la presencia de nuestro Florencio Sánchez con “M’hijo el dotor” y “Los muertos”) y los cantores cumplían con los denominados “fin de fiesta”, vale decir, su actuación, como broche del espectáculo al terminar la obra teatral. Estas eran propuestas muy comunes en la época y muy bien recibidas por el público. Hay crónicas brasileñas que destacan su presentación con elogiosos comentarios y menciones a los bises que el público solicitaba. En ese viaje los artistas tratan personalmente al famoso tenor italiano Enrico Caruso.

Dos hechos más debemos destacar en ese año de 1915. En el mes de noviembre se presentan en el teatro San Martín con la “Compañía Tradicionalista Argentina” dirigida por José González Castillo y Elías Alippi y conocen al guitarrista José Ricardo a quien invitan como acompañante ya que hasta ese momento se apoyaban ellos mismos con sus guitarras y se daban cuenta de que era un marco musical insuficiente. A partir de entonces presentan la novedad del cantor popular acompañado por otro instrumentista siendo esto una innovación para la época. El otro suceso es un incidente en el que, luego de un altercado en un lugar nocturno, el “Palais de Glace” de la Recoleta, Gardel recibe un balazo. Después de la correspondiente curación y análisis de la situación los médicos resuelven no extraer la bala por considerar más riesgosa la intervención de lo que suponía dejar evolucionar el cuadro tal como estaba. El artista vivió hasta 1935 con esa bala alojada cerca del pulmón izquierdo. Su hallazgo en el cadáver, en Medellín, dio lugar a muchas especulaciones.

El año 1917 marca algunos acontecimientos muy significativos en la vida del cantor. En el mes de abril comienzan las grabaciones para el sello Odeón iniciando así una producción discográfica tan valiosa como abundante. Por entonces se registraban las interpretaciones con el sistema acústico (también conocidas como grabaciones mecánicas) mediante el cual el cantor debía acercarse a una gran bocina, metálica en un comienzo y de diferentes materiales después, que tenía en su extremo, en la parte más estrecha, una membrana, ésta accionaba directamente una púa encargada de dejar el sonido registrado en el “disco madre”. Demás está decir que la técnica del momento no permitía mejorar artificialmente las grabaciones así obtenidas.

Este método, sustituido en la Argentina a fines de 1926 por el sistema eléctrico (mediante el uso del micrófono), dejaba mucho que desear en el momento de escuchar los temas por el marcado ruido de superficie y una música que sonaba algo así como “embolsada”, por decirlo de alguna manera. Aclaremos que muchos gardelianos, entre los que me encuentro, hemos manifestado siempre una gran preferencia por estas grabaciones ya que tienen un atractivo muy especial dada la calidad, el color, el “cuerpo” de la voz de Gardel. Sin lugar a dudas había que ser un señor cantor para hacerlo en esas condiciones. Digamos también que los primeros discos, hablamos de aquellas placas de 78 rpm, llevaban en una cara un tema grabado por el dúo y en la otra una versión de Razzano como solista; casi de inmediato esto cambia y el solista pasa a ser Gardel.

Promediando el año ocurre algo que puede resultar extraño pero que se comprende dada la inclinación que siempre había manifestado el cantor por la escena, por actuar. Es invitado a participar en la filmación de una película muda; el cine sonoro en la Argentina aparece recién en la década del ’30. Con este film, llamado “Flor de durazno”, se produce el debut de Gardel en el mundo del cine que, años más tarde, lo fascinaría.

Pero el hecho de mayor relevancia es el nacimiento del tango canción. En el segundo semestre del año el gran cantor estrena, en la sala del teatro Empire de Buenos Aires, el tango “Mi noche triste”, un texto de Pascual Contursi escrito sobre la música del pianista Samuel Castriota que, como tema instrumental, se llamó “Lita”. Él ya había probado la posibilidad de cantar tangos pero lo había hecho en círculos privados de amigos, gente de su confianza y amistad, manifestando el temor de hacerlo en público y chocar con el gusto de la gente, acostumbrada a los temas criollos, camperos. Demás está decir cómo siguió esta historia y cuál fue el destino del tango canción, signado para siempre por las pautas interpretativas marcadas por El Mago.

Otro acontecimiento a destacar es el de las actuaciones en Chile, constituyéndose éste en el único viaje realizado por el artista a ese país. Se presenta el dúo, durante setiembre y octubre, en Santiago, Valparaíso y Viña del Mar.

Digamos que en los años siguientes continúa una intensa actividad con actuaciones, giras por el interior argentino, presentaciones en Montevideo, grabaciones, todo lo cual afirma y acrecienta la fama de nuestros artistas y los ubica en primerísimo lugar dentro de la preferencia popular. En el trabajo discográfico, apoyado también por el guitarrista José Ricardo, aparece cada vez más la figura de Gardel como solista aunque aún son numerosas las interpretaciones del dúo. El detalle interesante es que entre los registros de los años 1917 y 1919 son escasos los tangos, recién comenzará a incrementarse su número a partir de 1920. También debemos señalar que los tres tangos grabados en 1917-19 (“Mi noche triste”, “Flor de fango” y “De vuelta al bulín”) pertenecen, en la parte literaria, a Pascual Contursi, iniciador de la letra del tango con argumento, con una historia, con emociones, con personajes delineados, a diferencia de los ejemplos anteriores que eran tangos azarzuelados, cupleteros, simples versos de ocasión con carácter humorístico o con el subido tono propio de los orígenes prostibularios del género. También en este período se presenta una curiosidad discográfica; el famoso estilo “El moro”, ya grabado por Gardel, es registrado por el dúo en tiempo de tango y con el acompañamiento de la orquesta de Roberto Firpo.

Hugo Indart URUGUAY Domingo 28 de setiembre de 2003

Subscrever Pravda Telegram channel, Facebook, Twitter

Author`s name Pravda.Ru Jornal
X