Uruguai - lançamento de novo livro

Nahuel Rando

Nació en Buenos Aires en 1980 y en 2000 se recibió en la Escuela de Bellas Artes Manuel Belgrano. Estudió historieta en 1996 y 1997 con Enrique Alcatena, y dibujo animado en la Escuela de Cine de Avellaneda en 1999.

Desde 1997 a 1999 auto editó junto a Martín Castro su revista de historietas under “La Quimera”. En 1998 fue miembro fundador de Ahí (Asociación de Historietistas Independientes), con quienes organizó durante tres años consecutivos el “Encuentro de la historieta independiente La Historieta Bajo Tierra 1,2 y 3”. Junto al AHI participó en “Buenos Aires No Duerme 98” y en diversos eventos en Buenos Aires, Rosario, Mar del Plata y Córdoba.

Durante 2000 y 2001 editó la revista de distribución gratuita “La Secta Edición”, donde publicó su historieta “Casimiro”.

Desde 2000 hasta la fecha realizó varios cortos animados. Actualmente trabaja junto al grupo “La Secta Edición” en diversos proyectos gráficos y audiovisuales.

LUIS FELIPE NOE

Nació en Buenos Aires en 1933. Estudió en el taller de Horacio Butler. Vivió en París (1961-1962 y 1976-1987) y en Nueva York. Actualmente reside en Buenos Aires.

Entre 1961 y 1965 formó parte del grupo conocido como Nueva Figuración Argentina,. integrado además por Ernesto Deira, Rómulo Macció y Jorge de la Vega. Este grupo fue invitado a participar en el Premio Internacional Guggenheim en 1964 y se le rindió homenaje en la sección histórica de la Bienal de San Pablo en 1985.

Noé ha realizado desde 1959 más de 70 exposiciones individuales en su país, Madrid, Nueva York, París, y en las principales ciudades de América Latina. En 1995 y 1996 realizó dos muestras retrospectivas, una en el Museo de Bellas Artes de Buenos Aires y otra en el Palacio Nacional de Bellas Artes de la ciudad de México D.F.

Entre otros premios ha obtenido becas del gobierno de Francia (1961) y de la Fundación Guggenheim (1965 y 1966), el Premio Nacional Di Tella (1963), Mención de Honor de la Bienal Internacional de Grabado de Tokio (1968), Premio Fortabat (1986), el Gran Premio de Honor del Fondo Nacional de las Artes de la República Argentina (1997), Premio de Honor Konex por pintura (1982, 1992 y 2002), por teoría del arte (1994), y Konex de Platino y Konex de Brillante (2002) y Gran Premio del Salón “Manuel Belgrano” (2002).

Ha publicado los libros “Antiestética” (Ed. Van Riel, Buenos Aires, 1965. Ediciones de la Flor, Buenos Aires, 1988), “Una sociedad colonial avanzada” (Ediciones de la Flor, Buenos Aires, 1971; Asunto Impreso, Buenos Aires, 2003); “Recontrapoder” (Ediciones de la Flor, Buenos Aires, 1974); “A Oriente por Occidente” (Ed. Dos Gráficos, Bogotá, 1992); “El otro, la otra y la otredad” (Impsat, Buenos Aires, 1994). Con Horacio Zabala “El arte en cuestión” –conversaciones- (Ed. Adriana Hidalgo, Buenos Aires, 2000), y con fotografías de Roberto Edwards, “Cuerpos pintados por Noé” (Taller experimental de cuerpos pintados, Santiago de Chile, 2003).

Prólogo

Estimado Lector –mirador

Esta historieta, tebeo, comic, fumetti, bande dessinée, o como quiera llamársele, es la adaptación de un libro (pseudonovela) que publiqué en 1974 con la estructura de un códice sagrado. Se trata de la historia subjetiva de un joven de Buenos Aires de esa época, que dialoga con sus fantasmas secretos para poder llegar meramente a ser una persona. Para lograrlo, decide que lo mejor es convertirse en dios de sí mismo, hasta que percibe que para serlo realmente debe fundirse en la aventura de un pueblo, el suyo. Pero en la obra –Códice Rompecabezas sobre Recontrapoder en Cajón Desastre, Ediciones De La Flor, Buenos Aires, 1974- el tono de código sagrado sólo se interrumpe al final para dejar en claro que las distintas etapas de su transformación interior tienen un protagonista cuyo nombre es Adrián Nevares.

En el libro, es él el escenario donde actúan los verdaderos protagonistas: sus transformaciones sucesivas –El Hijo de la Pavota, Rompecabezas, Recontrapoder y Recontrapodamos- y sus mitos interiores convertidos en personajes. Por ello, cuando yo tenía que describirlos opté por dibujarlos. El resto era puro texto contando sus “aventuras”. El libro terminó siendo muy “imaginado”, o sea lleno de imágenes, pero la mayoría de ellas, literarias. Tal vez por esto no dejó de ser la obra de un pintor, pero de uno que por crisis artística no estaba en ese momento pintando y que se hallaba en vísperas de volver a hacerlo.

Curiosamente, esta novela fue decisiva en ese regreso mío a la pintura, el que se concretó en 1975 con la serie La naturaleza y los mitos , en la que figuraban algunos de los personajes dibujados en el libro. Tal vez por eso he sentido que el destino que merecía esta obra era... el de convertirse en historieta. Sin embargo, tomé conciencia de ese destino mucho después. Pasó un periodo de olvido, luego del cual un joven se propuso hacer con este libro una película, otro lo utilizó para un trabajo universitario sobre la relación entre dibujo y texto, unas jóvenes rosarinas me hablaron de hacer con él una adaptación para teatro de títeres, y una revista de Costa Rica publicó el libro por entregas. Así fui pensando otra posibilidad: la historieta. Con Gustavo Charif (escritor, cineasta, director de teatro y pintor), escribimos la adaptación cinematográfica para la película que él deseaba dirigir y que aún espero que algún día pueda concretarse.

Esa adaptación fue un punto de partida en el proyecto de esta historieta tenían en común la referencia a una realidad que el libro, al estar inspirado en códigos sagrados, no incluía. Con la conciencia de que hacer el cómic era una labor que me superaba por su envergadura, le propuse compartir esta aventura al muy joven y excelente dibujante de historieta Nahuel Rando. Además, estimaba que el contraste de dibujos (uno más objetivos y otros más subjetivos) enriquecería las imágenes. Así, nos pusimos en esta tarea que ahora sale a la luz pública.

Una vez que nos apartamos de la adaptación para cine –la que utilizamos en el inicio- con el objetivo de sumergirnos en el imaginario del códice, en método de trabajo fue el siguiente: leíamos cada capítulo y nos repartíamos las tareas; muchas veces nos poníamos de acuerdo en dibujar ambos en un mismo cuadro. Hemos cuidado de equilibrar nuestras intervenciones página por página, aún cuando creo que ello lo fuimos logrando cada vez más en la medida que avanzábamos en los capítulos y nos consustanciábamos con la tarea.

Esta historieta sigue con la máxima fidelidad posible a la novela-códice. Sus mayores diferencias consisten en que el presente libro entra ante todo por los ojos (lo cual creo que ayuda a entender su sentido) y en que –como ya dije- en esta versión está presentado desde el comienzo el protagonista, Adrián Nevares, y su época. Pero el gran cambio al texto aparece en la parte final. En la novela hay, luego del décimo capítulo –el último escrito en tono de código sagrado-, un “Epílogo o comentarios finales al margen de Recontrapoder en sí mismo” donde se suponen los múltiples desenlaces que pudo haber tenido la vida de Adrián Nevares. Esto era en 1974, cuando escribí el libro. Luego vivieron los tiempos siniestros de la dictadura militar conocida con el nombre de “proceso” y, entonces, bastó un solo cuadro final para relatar como terminó la vida de Adrián Nevares.

La versión anterior de Recontrapoder, yo la había dedicado “A los siempre presentes Jorge de la Vega y Aldo Pellegrini”. Por mi parte, mantengo ahora esta dedicatoria y la hago extensiva a Ernesto Deira.

Luis Felipe Noé

Mariela INGOLD URUGUAI

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