Carlos Gardel, Cap. 8

En el año 1932 Gardel logra concretar la realización de 3 películas. Trabaja, como ya lo hemos mencionado, en los estudios franceses de la Paramount y filma “Espérame” (“Andanzas de un criollo en España”) en el mes de setiembre, “La casa es seria”, en octubre y “Melodía de arrabal” entre octubre y noviembre. Desde la primera de estas realizaciones aparece una figura que conformaría, junto al gran cantor, un dúo artístico memorable: Alfredo Le Pera. Este hombre, de sólida cultura y fina inspiración, pasa a encargarse de los argumentos para las películas mencionadas pero, además, se responsabiliza de la autoría literaria de los temas que interpretará el divo en la pantalla. La inmensa mayoría de estos temas cuenta, en lo musical, con la composición del propio Gardel; en unos pocos casos la creación aparece compartida con otros músicos (Marcel Lattés, Horacio Pettorossi, por ejemplo). De este dueto creador, Gardel – Le Pera, van a surgir los más grandes clásicos de la obra gardeliana.

De las películas citadas digamos que el detalle extraño, curioso, está en la segunda, “La casa es seria”. En primer lugar aclaremos que es un mediometraje, con una duración de unos 20 minutos, al cual el propio Gardel restó importancia de tal modo que hasta lo ignoró en un reportaje efectuado a su regreso, en Buenos Aires. Digamos también que es la única película de la cual, hasta el momento, no se han localizado copias (puede que existan en manos de celosos propietarios) y solamente circula, entre los coleccionistas, la banda sonora. En ella se puede apreciar, por ejemplo, una soberbia interpretación del tango “Recuerdo malevo” (Gardel – Le Pera) con el acompañamiento de la orquesta de Juan Cruz Mateo; cuando el artista graba el tema en Buenos Aires, año 1933, lo hace con su conjunto de guitarras. También se escucha un tema inédito, de los mismos autores, llamado “Quiéreme” (“Esperaré”) con el acompañamiento de un conjunto musical cubano dirigido por Don Aspiazu.

La última película, “Melodía de arrabal”, incluye el tango del mismo nombre que, con el paso del tiempo, se ha convertido en uno de los más significativos en el repertorio del artista. También interpreta el cantor uno de sus temas de mayor impacto dramático, el tango “Silencio”. De este conjunto quizás sea este el film que refleja con mayor fidelidad el ambiente relacionado con el mundo del tango. El papel protagónico femenino está a cargo de Imperio Argentina, mientras que Vicente Padula acompaña a Gardel en un importante personaje masculino. Estas tres producciones están dirigidas por Louis Gasnier; tengamos en cuenta que en la dirección de “La casa es seria” figura Jacquelux pero este era el seudónimo del propio Gasnier.

El 30 de diciembre llega el artista nuevamente de regreso a Buenos Aires en el vapor Giulio Cesare.

El año 1933 tiene especial relevancia en la historia del artista. Muchos son los motivos que avalan esta afirmación, por lo tanto trataremos de referirnos a ellos planteando los puntos fundamentales de la manera más resumida posible. En primer lugar digamos que es el último año del cantor en el Río de la Plata, razón ya suficiente para que haya adquirido, a tantas décadas de distancia, una especial relevancia. Pero también hubo situaciones en su vida y realizaciones artísticas particularmente significativas.

En los primeros días de enero llega a Montevideo para ver correr a su entrañable amigo Irineo Leguisamo en el hipódromo de Maroñas. Participa también de la celebración del cumpleaños de Francisco Maschio (una muy difundida foto muestra a este trío brindando en dicho festejo). Leguisamo y Maschio son dos celebridades del turf rioplatense de las cuales hablaremos en otro momento puesto que tuvieron estrecha amistad con Gardel, fraternal relación surgida del mundo de las carreras, universo este que, como es bien sabido, fue una referencia constante en la vida del artista. Debemos aclarar que Maroñas fue una clásica pista hípica montevideana que termina de superar un largo paréntesis y, totalmente remozada, ha vuelto a ser el tradicional punto de encuentro de los amantes del “deporte de los reyes”.

El 16 de enero, en Buenos Aires, firma el documento por medio del cual revoca el poder otorgado a Razzano en el año 1925.

Este año muestra una acentuada actividad del artista en audiciones radiales, presentaciones teatrales en Buenos Aires, Montevideo y el interior de ambos países. Merece una especial referencia su participación en la revista musical “De Gabino a Gardel” en la cartelera del teatro Nacional de Buenos Aires ya que los comentarios en relación a ella han manifestado discrepancias.

El aporte discográfico, abundantes registros efectuados entre enero y noviembre, presenta características peculiares que trataremos de revisar someramente. En este período acompaña al cantor un cuarteto de guitarras integrado por Guillermo Barbieri, Ángel D. Riverol, Julio Vivas y Horacio Pettorossi.

Esto constituye una innovación en el momento y, por lo tanto, una demostración más del espíritu “inventor” de Gardel. Otro aspecto, ya mencionado en la nota anterior, es la reiteración de temas grabados en Barcelona, en 1932. Digamos también que registra el tango “Silencio” en 3 oportunidades y con un marco musical diferente, el cuarteto de guitarras y el conjunto de Francisco Canaro. En una de las versiones con guitarras el toque de clarín lo imita el bandoneón en manos de Julio Vivas. Se destaca, además, una experiencia muy particular realizada por el cantor al imprimir temas interpretados a dúo consigo mismo, demostrando así la gran ductilidad que lo caracterizó. Deja memorables placas con el acompañamiento de un conjunto dirigido por el pianista argentino Alberto Castellano (“Estudiante”, “Cuando tú no estás”, “Por tus ojos negros”, “Noches de Atenas”) y una canción en francés “Parlez moi d’amour” con el respaldo de las guitarras.

Un aspecto que merece especial consideración, y que se aprecia con particular claridad en este período, es algo que tiene que ver con el repertorio. Gardel fue fiel durante toda su carrera a los temas criollos, tan característicos de sus primeras etapas, como integrante del dúo o en su carácter de intérprete solista. En el año 1933 deja grabada gran cantidad de títulos dentro de este rubro. No los vamos a enumerar, pero solo a modo de ejemplo recordemos “Me enamoré una vez” (ranchera), “Criollita de mis ensueños” (zamba), “Para quererte nací” (cifra), “Suena guitarra querida” (estilo). No solamente se reitera aquí su condición de cantor criollo sino que surge una especie de homenaje a sus orígenes en la repetición de temas grabados muchos años atrás, como “Jujeña”, “La pastora”, “La madrugada”, por ejemplo. Clara demostración de esto es su última jornada de grabación en Buenos Aires, el 6 de noviembre de 1933. Recordemos que el día 7 se estaba embarcando en el Conte Biancamano. En dicha jornada registra, en los estudios Odeón, tres temas; el primero es el vals criollo “Tu diagnóstico”, que ya había grabado en 1922, y que constituye un tributo a los payadores en la persona de su autor, José Betinotti, el segundo es un estilo, “El tirador plateado”, que la historia marca como el primer registro dejado por el cantor en un disco y el tercero sí es un tango, al cual el tiempo otorgará carácter de clásico, de Enrique Cadícamo y Eduardo Pereyra, “Madame Ivonne”.

Hugo Indart

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