Liquidando cinematográficamente

¿Qué quieren que les diga,amigos? A mí me gustó más "El último acto", de hace casi 50 años, que "La caída", que tanto está dando que hablar en cinco continentes. Los dos films están inspirados en el último mes de vida de uno de los seres humanos más discutidos del Siglo XX: ADOLF HITLER. Y parece que el segundo copió mucho de aquél. Los aficionados tienen memoria, queridos directores.¡Je je je ! En el primero, dirigido en blanco y negro por GEORG WILHEM PABST, el tirano europeo estuvo interpretado por el austríaco ALBINO SKODA, extraordinario actor que murió el 22 de septiembre de 1961. El papel de EVA BRAUN, amante de Hitler durante años y - justo antes del final-, esposa legal,estuvo a cargo de LOTTE TOBISH. En la actual versión en colores el Führer nazi es el actor suizo BRUNO GANZ y Eva es JULIANE KÖHLER. La dirección corrió por cuenta de OLIVER HIRCHBIEGEL, quien recibió airadas acusaciones por mostrar al "Cabo de Bohemia" muy "humanizado".¿Qué?¿No era un lobo hambriento de la SIBERIA disfrazado de hombre al que los rusos tuvieron que silenciar? Un siniestro personaje clave en el entorno íntimo de Hitler, su hábil ministro de Propaganda JOSEPH GOEBBELS ("Miente, siempre miente, que algo creerán", decía) fue encarnado por WILLY KRAUSE en la producción de la COLUMBIA, en 1956, y por ULRICH MATTHES, en la actual, la que tiene una duración mucho mayor. La gran diferencia entre estas dos polémicas películas, es que en "El último acto", otro austríaco, OSKAR "Jules et Jim" WERNER , era el "Capitán Wuest", un oficial nazi que recela del régimen y conduce al espectador por el espinoso camino hacia el fin del TERCER REICH DE LOS MIL AÑOS....¡que sólo duró 10! Y en "La caída" (o "El hundimiento")(Downfall), es la última secretaria privada de Hitler,TRAUD JUNGE - a cargo de la actriz ALEXANDRA MARIA LARA -, la que nos va mostrando el "búnker" donde se refugió el dictador hasta que, con una cápsula de veneno y un disparo, terminó con su agitada vida, en 1945. A la actriz CORINNA HARFOUCH le tocó ahora el ingrato papel de MAGDA GOEBBELS, la que envenenó a sus seis hijos para que tampoco cayeran en manos de los rusos que ya cercaban BERLÍN. ¡Y para que, según ella, no vivieran en un mundo que no fuera "nacional socialista"! Y vemos cómo, el hombre bajito, de raro bigote, el mismo que arengó a fervientes multitudes - que en "La caída" no se ven-, el líder que conquistó a casi toda EUROPA y que luego llevó a ALEMANIA a la ruina, es sacado muerto de su escondite por un soldado de dos metros, el que tiene su orden de arrojarlo a un pozo externo de bombas y quemarlo junto a su nueva esposa, "para que ni sus restos caigan en manos enemigas". Como se dijo, en ninguna de las producciones se aprecia a Hitler en alguno de sus kilométricos discursos frente a su engañado pueblo - ¿engañado o de acuerdo y satisfecho hasta que las cosas anduvieron bien?-, en la forma que nos mostró magistralmente CHARLES CHAPLIN en"El gran dictador". Esas maratones de oratoria conquistaron a sus compatriotas para que lo siguieran como a un ídolo infalible y que, en su caída, los abandonó entre los escombros de toda Alemania. Esa nación, estaba destinada a gobernar un mundo libre de judíos, gitanos, incapacitados y negros que, algunas veces, se atrevían a ganar varias medallas olímpicas de oro, debajo de las narices de Hitler, como ocurrió en 1936, con JESSE OWENS en Berlín. Tanto Skoda como Ganz, salieron más que airosos de tan controvertido, problemático y difícil compromiso, mostrándonos que, hasta sus minutos finales, el ya enclenque Hitler, supo conservar entre sus subordinados aquella enfermiza fascinación, la misma que había provocado hasta desmayos femeninos en las grandes concentraciones nazis y en los tiempos de gran euforia. Al verlos a todos en ese maloliente infierno - hundido en los patios interiores de la moderna CANCILLERIA que había ideado el arquitecto ALBERT SPEER-, algunos desesperados por no poder hacer prevalecer sus ideas -¡cualquiera mejor que las del ya demente y enfermo jefe!-, y otros muy preocupados, pensando como escapar de los bombardeos, en las dos películas el espectador abandona la sala de proyección con la siguiente pregunta: Si Adolf Hitler estuvo cerca de contar con varias bombas atómicas en 1945, ¿quién puede aventurarse a negar que no las habría usado, en su estado delirante, para aniquilar a MOSCÚ, NUEVA YORK, WASHINGTON y LONDRES y, desde las ruinas de Berlín....¡ganar la SEGUNDA GUERRA MUNDIAL! Después de todo, eso mismo fue lo que hizo ese año el presidente estadounidense HARRY TRUMAN - que no estaba (como Hitler en Berlín) rodeado en el "búnker" de un bombardeado Washington DC-, arrojando sendas bombas atómicas para destruir HIROSHIMA y NAGASAKI, poner de rodillas al fanático JAPON, el llamado IMPERIO DEL SOL NACIENTE y...¡ganar la SEGUNDA GUERRA MUNDIAL. Hoy, ESTADOS UNIDOS tiene a la ex enemiga ALEMANIA, reunificada después del desastre nazi, como su gran socio, ¿ y quien es su principal aliado en ASIA....¡JAPÓN! Claro que, para que todo esto ocurriera, el mundo debió contar antes los 50 millones de muertos que produjo aquella conflagración planetaria, con un cambio de actores, pero no en el cine, sino en la vida real.

Ben Hamilton INPA

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