Uruguai: José Mujica toma posse na Presidência

Ruiz Pereyra Faget

MONTEVIDEO

José (Pepe) Mujica (74), uno de los fundadores del Movimiento de Liberación Nacional (Tupamaros), que intentó la toma del poder entre 1968 y 1972, mediante la lucha armada, es, desde hoy, Presidente de la República Oriental del Uruguay, votado en elecciones libres, por la mayoría absoluta de la ciudadanía uruguaya.

Personalidad singular

Después de la recuperación de las instituciones democráticas, en 1985, una ley de amnistía le permitió, junto con otros presos políticos, recuperar la libertad que había perdido al cabo de 13 años de permanencia en la cárcel en condiciones penosas de detención. El MLN, sin disolverse, creó el Movimiento de Participación Popular (MPP) y se integró al Frente Amplio, constituido en 1971, con el cual coincidía en muchos pu ntos de su programa pero discrepaba en la vía de alcanzar el gobierno.

Mujica es un personaje singular, con aristas un poco alejadas del “tipo uruguayo medio”, caracterizado éste por rasgos convencionales propios de una clase media de fuerte influencia cultural europea. Un europeo puede sorprenderse por sus dichos, su informalismo y su franqueza y por la manera de analizar los problemas, utilizando imágenes y peculiaridades lingüísticas, incluyendo deformaciones, muy populares. El semanario “Brecha” lo ha descripto como “el Presidente paisano”. Y si un extranjero lo entiende así, puede engañarse.

El nuevo Presidente ha mostrado, en distintos momentos de su accionar político y de su ge stión ministerial, en el gobierno saliente, que es un hombre experimentado, conocedor profundo de la problemática pública, prudente y calculador. Todo ello acompañado de una vida privada modesta y laboriosa, entregada a la explotación de una pequeña granja donde cultiva flores y alfalfa. La clase media uruguaya, los trabajadores organizados y los sectores sociales más pobres, que constituyen la base social fundamental del Frente Amplio, han valorado esas cualidades buscando un cambio en el perfil presidencial, opuesto al de Tabaré Vázquez y al del economista, Danilo Astori, pero que no cambia la continuidad programática.

Políticas económicas y sociales

Mujica ha sostenido, reiteradamente, que no habrá cambios en la política económica. Para que no haya dudas, ha encomendado al Vicepresidente, Danilo Astori, que fue el que trazó la línea económica como ministro de esa área del gobierno del Dr. Vásquez, la responsabilidad en esta materia. Astori indicó para el Ministerio de Economía al economista, Fernando Lorenzo que fue el responsable de la conducción macroeconómica durante su gestión y al economista, Mario Bergara, para la presidencia del Banco Central, cargo que desempeñaba en el gobierno saliente.

Astori cuenta con amplio apoyo de los medios financieros internacionales. La situación financiera era muy grave el 1º de marzo de 2005. La relación Deuda/PIB era del 110%. Logró canjear las amortizaciones de corto plazo, difiriéndolas y comprometiéndose con el Fondo Monetario Internacional a mantener un superávit “primario” del 4% del presupuesto, y realizar una ampliación fiscal, implantando un Impuesto a los Ingresos de las personas físicas que gravó, especialmente, a los sectores de clase media de altos ingresos, con la finalidad de dar seguridades a los acreedores y a los inversores. El aumento sin precedentes de los precios de los productos exportables en el 2007 y el derrumbe del dólar, permitieron al Uruguay reducir aquella relación a un 50%, considerando, además, que la deuda aumentó en términos absolutos. No obstante, la crisis financiera en Estados Unidos, que estalló en el último trimestre de 2008, extendida de inmediato a la Unión Europea, provocó una violenta contracción de los mercados mundiales cuyos efectos se sentirán en nuestro país este año y, para complicar más esta situación, en el 2011, Uruguay tendrá que pagar a sus acreedores. 3.500 millones de dólares.

Esta será la principal dificultad que deberá enfrentar el Presidente Mujica pues cualquier incidencia de una política de austeridad, que afecte la estabilidad social que tiene el país, puede frustrar las grandes expectativas que tiene la población en su gestión, provocando una arremetida de la derecha que, sin duda, esperará agazapada.

En su discurso ante la Asamblea General Mujica señaló cuatro políticas estratégicas que deben estar más allá de los gobiernos, llamando a la oposición a participar en su elaboración: la educación, la cuestión energética, el problema de la preservación del medio ambiente y la seguridad ciudadana.

“Uruguay es un país que ama la libertad y en el que vale la pena vivir y al que queremos mejor”, dijo el nuevo mandatario.

Política exterior

Mujica ha expresado que profundizará las políticas sociales de su predecesor y que tratará la macroeconomía con profesionalidad, siendo severo en el control de los gastos y muy severo con el sector financiero.

En política exterior manifestó su intención de bregar por la integración latinoamericana. “Somos un continente balcanizado cuando desde el Río Bravo hasta Las Malvinas, somos una sola nación”. Agregó que es un partidario “hasta la muerte” del Mercosur y pidió comprensión al socio mayor que es Brasil.

Mujica no se refirió expresamente al diferendo que tiene Uruguay con Argentina, por la instalación, autorizada por Vázquez, de una planta procesadora de pasta de celulosa en la ciudad uruguaya de Fray Bentos, en las aguas fronterizas del Río Uruguay, contienda que ha sido sometida a la Corte Internacional de Justicia de La Haya, pero ha realizado intensas gestiones ante el gobierno argentino cuyas relaciones con el nuevo Presidente, son excelentes. No obstante, ambas partes reconocen que la solución del diferendo es muy complicada por la variedad de intereses económicos y reclamaciones ambientales en pugna.

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