Discurso del Presidente Vázquez de Uruguai

Permítanme entonces compartir con ustedes algunas ideas que, expresadas aquí y en estas circunstancias, adquieren una especial significación.

Nos inspiran e impulsan los principios de libertad, solidaridad e igualdad de oportunidades para todos los uruguayos, tan presentes en el ideario de nuestro padre Artigas y aún hoy tan plenamente vigentes.

Libertad, porque la libertad es un impulso que no garantiza la felicidad humana, pero asegura la condición humana. Libertad para ser felices, para ser independientes y tener intereses privados; libertad para colaborar en la construcción de un mundo donde a nadie se le estafe la oportunidad y la ocasión de ser feliz. Sin libertad la igualdad es una caricatura y la vida no tiene sentido.

Solidaridad, porque ella es el mejor componente de la condición humana; aquella que nos hace asumir al otro como un semejante y a todos como nosotros mismos.

Igualdad, igualdad ante la ley pero también igualdad ante la vida. La igualdad como derecho básico y como mandato ético.

Mi compromiso de combatir implacablemente la corrupción y cualquier otra modalidad de gestión desaprensiva del Estado.

Mi compromiso de instrumentar políticas que ofrezcan a nuestra gente posibilidades de trabajo decente. Prometimos cambios y haremos cambios. Empezando por el gobierno mismo, en su actitud, en sus acciones, fundamentalmente en lo que se refiere a la austeridad, el respeto, el diálogo, la tolerancia y la modalidad de trabajo cotidiano.La segunda referencia que quiero hacer está dirigida a tres sectores específicos de la sociedad uruguaya: nuestros jóvenes, nuestras mujeres y nuestros compatriotas que viven en el exterior. A nuestros jóvenes, no solamente porque son nuestro mejor vínculo con el futuro, sino también –y pprincipalmente- porque son ellos mismos.

No tenemos la ridícula y peligrosa pretensión de construir el futuro en nombre de los jóvenes, queremos sí construirlo junto a ellos; queremos contar con sus esperanzas, con su alegría y sobre todo con su rebeldía y su compromiso. A las mujeres uruguayas, para quienes el “... no más deberes sin derechos ni derechos sin deberes....”, que en 1884 proclamara una trabajadora, lavandera, llamada Mercedes, sigue siendo un objetivo que compartimos y asumimos. Y a nuestros compatriotas que viven en el exterior, porque la patria peregrina es peregrina, pero sobre todo es patria.

En referencia a Artigas, sostuvo “Cuenta la historia que alguien fue a visitarlo atraído por su pasado como una Jefe del Pueblo Oriental y Protector de los Pueblos Libres. Al recibirlo, el viejo General le preguntó con una mezcla de tristeza y picardía: “¿.Así que mi nombre todavía suena por allá ....?. ”Siento que no puedo cerrar ésta intervención - seguramente la única que haré ante ustedes y en este recinto sin responder la pregunta de nuestro padre. ¡Por cierto que su nombre “suena todavía” !! Y suena fuerte. El nombre de José Artigas nos impulsa y convoca. Su ejemplo nos inspira y compromete.

Y en nombre de ese compromiso, al expresar ante ustedes mi fidelidad constitucional como Presidente de la República, los invito desde mis sentimientos, mis convicciones y mis responsabilidades, a trabajar juntos en la construcción de un Uruguay donde nacer no sea un problema, donde ser joven no sea sospechoso, donde envejecer no sea una condena. Un Uruguay donde la alimentación, la educación, la salud y el trabajo decente sean derechos de todos y todos los días; un Uruguay confiado en si mismo; un Uruguay que recupere su capacidad de soñar y de hacer sus sueños realidad.

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