Na raiz do pensamento, uma propriedade universal da matéria

Na raiz do pensamento, uma propriedade universal da matéria

V. I. Lênin propôs que a matéria possui uma propriedade universal, qual seja a de que a reação com respeito a qualquer ação depende da constituição interna da específica forma material que está a sofrer tal ação.

Iraci del Nero da Costa *

Assim, o pensamento, forma específica de "reação" do cérebro humano, não é algo que implique um rompimento absoluto com o restante do mundo material. Tal observação parece-me pertinente e estimulante caso se fixe claramente que existe um salto qualitativo entre estados cerebrais e estados mentais e que estes últimos não podem ser reduzidos aos primeiros, nem podem ser colocados em relação biunívoca com eles e nem podem ser tomados como meros epifenômenos deles.

Consideremos, a fim de fixarmos a visão de Lênin, alguns trechos de um trabalho de S. L. Rubinstein  no qual o autor tece um longo comentário sobre a questão em pauta.

"Toda acción sobre algo es interacción; toda modificación de un fenómeno se refleja en los demás y ella misma constituye una respuesta al cambio que han sufrido otros fenómenos que inciden sobre él. Ahora bien, toda acción externa sobre un cuerpo, sobre un fenómeno, queda como refractada por las propiedades internas de dichos cuerpo o fenómeno. Toda acción recíproca constituye, en este sentido, el reflejo de unos fenómenos por parte de otros. No en vano escribió Lenin: '... es lógico suponer que toda la materia posee una propiedad esencialmente parecida a la sensación, la propiedad de reflejar...' (V. I. Lenin, Materialismo y Empiriocriticismo. Ediciones Pueblos Unidos, Montevideo, 1959, p. 91).

"Esta propiedad, común a todo lo existente, se expresa en el hecho de que en todos los objetos se dejan sentir las acciones externas a que se hallan sometidos. Las acciones externas condicionan también la propia naturaleza interna de los fenómenos y parece como si se fueran sedimentando y conservando-se en ella. A eso se debe que en cada fenómeno se encuentren "representados", reflejados, todos los objetos que actúen sobre él. Se hallan "representados" por medio de su influjo. En cierto sentido, cada fenómeno es "espejo y eco del universo". Al mismo tiempo, el resultado de una acción u otra sobre un fenómeno, cualquiera que sea, está condicionado por la naturaleza interior de este último. La naturaleza interior de los fenómenos constituye el "prisma"  a través del cual unos objetos y fenómenos se reflejan en otros."  (RUBINSTEIN, 1960, p. 19).

"... el efecto de una causa, cualquiera que ésta sea, depende no sólo de la naturaleza del objeto que actúa como tal causa, sino, además, de la naturaleza del objeto sobre el que incide." (RUBINSTEIN, 1960, p. 20).

"Esta amplia concepción del reflejo como propiedad común a toda la materia no puede significar, ni significa, que quepa atribuir conciencia a toda la materia proyectando los fenómenos psíquicos a las bases del mundo material. El que dicha propiedad se dé en toda la materia significa que la sensación, los fenómenos psíquicos poseen una base, unas premisas, en el mundo material. No se hallan, pues, "solitarios" en el mundo, no carecen de base, y a pesar de su carácter específico no son totalmente extraños en relación con lo existente. De ahí que no sea necesario ir a buscar su origen fuera de la materia. En la propia base del mundo material se dan las premisas del desenvolvimiento natural de las sensaciones y de los fenómenos psíquicos, que constituyen la forma específica superior en que se manifiesta una propiedad existente en toda la naturaleza si bien en formas más elementales." (RUBINSTEIN, 1960, p. 21).

"Cuanto más nos elevamos al pasar de la naturaleza inorgánica a la orgánica y de los simples organismos vivos al hombre, tanto más compleja resulta la naturaleza interna de los fenómenos y tanto mayor se va haciendo el peso específico de las condiciones internas respecto a las externas.

"En la naturaleza muerta el reflejo se presenta como reacción externa (física, química), como respuesta del cuerpo a la acción que sobre él incide. En la naturaleza inorgánica, las reacciones externas coinciden con las transformaciones que sufre el estado interior de los cuerpos sobre los que recae una acción externa. 'La reacción mecánica, física (en forma de calor, etc.) se agota en cada uno de sus actos. La reacción química modifica la composición del cuerpo que reacciona y se renueva sólo cuando se añade una nueva cantidad de dicho cuerpo. Únicamente el cuerpo orgánico reacciona independientemente, claro es que en los límites de sus posibilidades (sueño) y dando por supuesto que no falta la debida alimentación; mas ese alimento actúa sólo después de que ha sido asimilado y no de manera inmediata, como ocurre en los grados inferiores, de suerte que el cuerpo orgánico posee fuerza de reacción independiente; la nueva reacción ha de ser hecha posible de modo mediato por él' [F. Engels. Dialéctica de la Naturaleza. Moscú, 1955, p. 238].

"En la naturaleza viva aparece una nueva forma, específica, del reflejo: la excitabilidad, que constituye un aspecto de la propiedad de reaccionar. La excitabilidad constituye la capacidad de responder a la acción externa mediante el estado de la excitación interna. En los organismos vivos excitables se diferencian los cambios del estado interno y de las reacciones externas. En virtud de esto, el efecto de toda acción externa sobre un organismo vivo depende no sólo de la naturaleza constante del cuerpo que sufre dicha acción, sino, además, de su estado interno, sujeto a modificaciones. En el número de las condiciones internas de las que depende el efecto de la acción externa sobre el organismo, entran no sólo las propiedades permanentes de este último ─ de su cuerpo ─, sino, además, su estado interno y cambiante. De ahí que la acción de unos mismos excitantes sobre organismos pertenecientes a diferentes especies o sobre distintos individuos de una misma especie y también sobre un mismo individuo en momentos y en condiciones distintas, puede provocar efectos diferentes.

"El reflejo como propiedad general de la materia, aparece en la forma más altamente organizada de esta última -- la corteza cerebral -- bajo el aspecto de actividad refleja de la cual son producto la sensibilidad y los fenómenos psíquicos. El reflejo en su sentido amplio ─ como propiedad general de la materia ─ adquiere el sentido especial, específico, que posee en lo tocante a los fenómenos psíquicos.

"Todo fenómeno psíquico se halla condicionado, en último término, por influjos externos, pero estos influjos, cualesquiera que sean, determinan al fenómeno psíquico sólo en forma mediata, refractándose a través de las propiedades, del estado y de la actividad psíquica de la personalidad sujeta a la acción de un influjo dado." (RUBINSTEIN, S. L. El ser y la conciencia. Montevideo, Ediciones Pueblos Unidos, 1960, p. 22-24).

O reconhecimento da existência dessa propriedade universal implica, ademais, que, ao considerarmos os seres vivos e, em particular, os que contam com um sistema nervoso mais complexo e próximo ao do humano, devemos admitir a vigência de uma relativa "continuidade" no que tange aos aspectos físicos, funcionais e processuais correspondentes à vida material e "subjetiva" de distintas espécies animais. Evidentemente não está a se negar aqui a existência de "saltos" cruciais que distinguem as diversas espécies e os diferentes "arranjos", estamos, tão somente, lembrando que tais discrepâncias não podem ser vistas como hiatos absolutos, mas, sim, como "nichos" que, sem apresentarem rupturas absolutas, diferem tanto quantitativa como qualitativamente.

A conclusão maior destas considerações é imediata: pode-se afirmar que o pensamento humano encontra-se embasado em uma propriedade da matéria, propriedade essa cujo caráter é universal.

* Professor Universitário aposentado.                                                                           

 

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Author`s name Timothy Bancroft-Hinchey
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