Quito: Lançamento de Nunca estuve Sola

 ALTERCOM

Este martes, en la capital ecuatoriana, se lanzará el libro «Nunca estuve sola» de la histórica combatiente y diputada salvadoreña Nidia Díaz, dirigente del FMLN, publicado por Ediciones La Tierra. El acto se realizará en la sede de la Universidad Andina Simón Bolívar, en la Av. Toledo, a las 18h30, con la presencia de la autora.

El conmovedor testimonio de Nidia Díaz penetra al lector en la bestial guerra librada por la oligarquía con el apoyo estadounidense contra el pueblo salvadoreño. La autora rebela con dramatismo pero con altivez su propio sacrificio por la liberación de la patria, sus prisiones, la tortura, las masacres impunes...

La entrada es libre.

Altercom saluda la presencia de Nidia en Quito y reproduce, a continuación, el capítulo 37 de NUNCA ESTUVE SOLA.

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NUNCA ESTUVE SOLA

37

Hoy hacía 10 años, en 1975, salimos a las calles más de 50,000 estudiantes y trabajadores. Luchábamos, como ahora, contra las medidas represivas del gobierno. En aquel entonces habían violado la autonomía al allanar los recintos del Centro Universitario de Occidente, donde los estudiantes se preparaban para realizar un desfile bufo con ocasión de las fiestas de Santa Ana.

El entusiasmo de la juventud era grande. Cuando existe al necesidad de denunciar un régimen como el del coronel Molina, cualquier medio y momento es oportuno.

Los desfiles bufos son formas de expresión crítica contra el gobierno, las distintas manifestaciones del abuso de poder y de la corrupción.

El régimen había anunciado que si salíamos a las calles, nos atuviéramos a las consecuencias. Por la indignación era tal que, pese a las amenazas, nos volcamos alas calles en abierto desafío. Era el momento de luchar por nuestros derechos.

No habíamos organizado en tres bloques.

La primera Brigada de Infantería de la Guardia Nacional había montado todo un operativo. Al avanzar, las tanquetas comenzaron a chocar contra el primer bloque de estudiantes de secundaria, aplastando a muchos de ellos. El pánico era grane.

Era un pueblo desarmado que se enfrentaba a granes medios sofisticados.

¿Cuántas veces se repetirían estas masacres? En 1974, los levantamientos campesinos de La Cayetana, San Francisco, Tres Calles y Chinamequita fueron reprimidos salvajemente. Se había iniciado un proceso institucional de fascistización. El 28 de febrero de 1977, el pueblo se tomó la Plaza Libertad, grandes sectores estaban en huelga y se preparaba un paro general. El pueblo luchaba para que se respetara su voluntad, pues había llevado al triunfo electoral a los candidatos de la Unión Nacional Opositora (UNO). Pero el regimen impuso, con el fraude más descarado de la historia, al militar Humberto Romero.

La bayoneta y la sangre lo impusieron, decretando inmediatamente un estado de sitio que duró hasta octubre de 1979. El estado de sitio se volvió a implantar en 1980 y duraba hasta la fecha. Esa matanza no fue tan fácil. La respuesta de los sectores más avanzados del pueblo se hizo sentir. Con una mínima preparación y condiciones, hubo combates populares durante todo el día en San Salvador.

A estas agresiones represivas siguieron otras en 1979 y 1980, años en los cuales se inició el genocidio abierto contra el pueblo. El pueblo fue masacrado abiertamente el 22 de enero de 1980 y durante el entierro de Monseñor Romero en marzo del mismo año. Después siguió la carnicería de El Mozote, en diciembre de 1981, la cual dejó mil muertos, ya en un marco de generalización de la guerra, cuando el genocidio era el eje central de la represión. A partir de 1980, la democracia cristiana, aquella con la cual las fuerzas democráticas y progresistas se habían aliado en la UNO, por la que nuestro pueblo había luchado para que combatiera la represión, era la que ahora lo reprimía con Duarte a la cabeza. Hubo otras matanzas en los años subsiguientes: Sumpul, Calabozo,Copapayo y tantas otras, y las que seguramente vendrán mientras no alcancemos nuestra liberación.

He visto correr tanta sangre a mi lado. Me ha chispead muchas sangre de seres queridos caídos a la par mía. Con todos ellos y por ellos estamos haciendo esta historia.

El 30 de julio de 1975, el bloque en le cual iba quedo atrapado en el puente del Seguro Social. Los efectivos comenzaron a lanzar gases lacrimógenos y a ametrallar. Volví a sentir la misma impresión que en las jornadas de ANDES en 1971. Las balas saltaban por todos lados. A par mía cayó un dirigente estudiantil, Carlos Fonseca, estudiante de sociología. La Asociación de Estudiantes de Sociología recogió su nombre. Era todo un tumulto. Muchos morían.

Otros quedaban herios por las balas y las navajas que portaban los escuadrones de la muerte infiltrados entre nosotros. Otros logramos salir del cerco. Con otros compañeros, me replegué a un estacionamiento. Entre ellos, andaba Salvador Guerra, quien ahora es comandante del FMLN.

Los que aun estamos vivos, recordamos este hecho histórico y las jornadas posteriores. El 1 de agosto, después de la misa por los 16 compañeros muertos y los 24 desaparecidos , como una medida de protesta y de presión para que se llevara ante la justicia a los responsables del hecho, todos los sectores populares representados en un comité coordinador, ocupamos por primera vez la catedral. Tuvimos que recurrir a esta medida porque nuestras voces desde el templo podrían ser escuchadas.

Eramos un grupo como de 60 personas entre sacerdotes, maestros, campesinos, estudiantes, obreros. A mi me toco formar parte del organismo de dirección interno. Algunos de estos compañeros también se integraron al FMLN.

En medio de esta jornada de lucha, conoci a Ruth. En aquel momento no eramos muy amigas. Era la etapa de la dispersión político-ideológica y organizativa.

Estabamos entrando en la etapa de constitución de las organizaciones revolucionarias de masas. Pasamos 5 años, de 1975 a 1980, luchando por la hegemonía, por ver quien s convertía en vanguardia.

Prácticamente ya estaban conformadas las cinco tendencias que, posteriormente, en el 80, formaría el FMLN. Ya se había dado la división entre el Ejercito revolucionario del Pueblo (ERP) y la Resistencia Nacional (RN).Esta última estaba adoptando su propia fisonomía. El Partido Revolucionario de los Trabajadores Centroamericanos se configuraba como organización, impulsado por uno de los núcleos que inicialmente constituyeron al ERP en 1970-1971.

A Ruth la volví a encontrar en 1984 en Chalatenango. Estabamos mucho más maduras. Estabamos en una situación cualitativamente superior a la de aquellos años. En 1985, la vi nuevamente; pasó 3 días en mi campamento. Ruth era miembro de la dirección central de las FPL. Habíamos tenido una serie de intercambios bilaterales que fortalecieron la unificación del pensamiento estratégico y la metodología a aplicar en las diversas escuelas político-militares.

Ruth era una mujer sencilla. La caída de su hermana Eugenia , lejos de desmoralizarla, la había comprometido mucho más. La admiraba como revolucionaria, como amiga y como mujer. Al igual que todos estaba separada de sus tres pequeños hijos y de su compañero a quienes tenía muchos meses de no ver. Pero a pesar de estas condiciones, su núcleo familiar se consolidaba. Era muy segura de si misma, con una alegría contagiosa y de gran facilidad de expresión. Recuerdo que después de regresar del diálogo de la Palma, fui a dar una charla a una escuela de formación político-ideológica y ella me dijo, muy quedito:

-te felicito por haber id al diálogo; has representado a las mujeres. Vos fuiste no solo en nombre de nuestra vanguardia; sino que evidenciaste el nivel de participación de todas nosotras, nos representaste. Gracias.

Y me dio un beso. Sus palabras me estremecieron. Una a veces no se da cuanta del significado de las cosas que hace.

Ella era 2 años menor que yo, de mi estatura, esbelta, blanca, ojos color almendra que combinaba con su tez y de mejillas sonrosadas. Era muy bonita.

Siempre lo pensé. Sus capacidades y cualidades la hacían más bella. Los días que pasamos en catedral fueron tensos y posibilitaron saltos de calidad en la lucha del pueblo. Afuera se mantenían miles y miles de personas concentradas. Siempre había compas informando., Desde adentro, denunciábamos la represión y anunciábamos los pasos que se iban dando.

El ejercito estaba alrededor, pero no se atrevía a reprimir, aunque amenazaba. Por primera vez la tradicional imagen del Divino Salvador del Mundo, que se conserva en al catedral, no salió en la procesión. Usaron otra imagen parecida. En la catedral no se tuvieron los actos de culto tradicionales. Eran días de fiestas patronales. Días de asueto y de fiestas, había juegos y desfiles de carrozas. Pero este año hubo duelo y lucha.

Miles de mujeres vestidas de negro se manifestaron por las calles de San Salvador, exigiendo la renuncia de los militares responsables. Arturo Armando Molina, por segunda vez, era repudiado por el pueblo.

Esta coyuntura hizo posible la coordinación de toda las organizaciones del movimiento popular en el Comité de Organizaciones Populares (COP) “30 de Julio” Recuerdo que una noche nos reunimos n el sótano de la catedral con la secretaria general de “ANDES 21 de Junio”, Melida Anaya Montes. Llegó a informarnos sobre el desarrollo de la situación,: Fue la segunda vez que la vi.; la primera vez fue en 1971 en la marcha magisterial. El lugar era muy estrecho y nos sentamos en el suelo, con una vela en el centro, pues no teníamos luz.

El 6 de agosto en la noche, después de llegar a un cuerdo con el regimen de Molina, gracias ala mediación de la iglesia, desocupamos la catedral. El arzobispo en ese momento era Monseñor Chávez y Gonzalez. El equipo de dirección interna, en otro local, junto con los representantes de todos los sectores populares, evalúo los hechos y las medidas a impulsar en las nuevas condiciones.

El “COP 30 de julio” fue muriendo poco a poco, pues la misma situación de dispersión y de lucha por la hegemonía de las organizaciones revolucionarias, lo fue minando. Pero aquel momento fue muy importante; habían meses de trabajo de cada sector nacional y de las diferentes fuerzas, cada una con su estrategia y su táctica.

En el marco de esta lucha fue donde surgió el Bloque Popular Revolucionario (BPR) y la división del Frente de Acción Popular Unificada (FAPU) se agudizó.

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Author`s name Timothy Bancroft-Hinchey
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