TRENES: REGRESAN AL RESCATE EN EL CONO SUR

El anuncio gubernamental en Buenos Aires, de que se rehabilitarán muchos ferrocarriles de larga distancia, encendió la imaginación de quienes se inclinan por esta limpia clase de transporte, el mismo que otrora coadyuvó a que la mísera Argentina de hoy, se situara en la primera decena de países ricos.

El Secretario de Transporte Ricardo Jaime, que tomó la cartera cuando Néstor Kirchner asumió la presidencia el 25 de mayo pasado, comenzó a satisfacer un cúmulo de expectativas de la población, al anunciar que se echará a rodar un programa inicial- de casi 500 millones de dólares-, para restaurar y crear servicios de trenes en toda la república donde, en 1960, había 44.000 kilómetros de líneas tendidas.

Esto se sumó a las noticias del año pasado, respecto de la puesta en marcha de un plan binacional con Chile, para que también vuelva a cruzar la Cordillera de los Andes el Ferrocarril Transandino Central, que pasaba por estos territorios que observa, desde su trono a 7.000 metros, el Aconcagua, el pico más alto del continente. El gobierno recordó que, hasta agosto - luego de una década en que fueron desapareciendo los servicios ferroviarios, tanto de pasajeros como de cargas-, ya se reinaguraron los recorridos entre Buenos Aires y General Alvear, en la provincia de Buenos Aires, y entre esa Capital Federal y Santo Tomé, en la provincia de Santa Fé, que cuenta con un gran puerto en Rosario, por donde se exportaban grandes cantidades de productos agropecuarios en otros tiempos.

El funcionario, tras añadir que los rieles volverán a usarse en las ciudades de Navarro, San Pedro, Pergamino, San Nicolás, Olavarría, Daireaux, Carhué; Córdoba, Posadas, etc.,advirtió que todo será en forma experimental, por dos meses, "para revalorizar el rol del ferrocarril". Además, se reabrirán los talleres de Campana, La Plata, Junín y Tafí Viejo, para la reparación de locomotaras y coches de pasajeros. En la actualidad, hay convoyes de pasajeros y/o de carga entre Buenos Aires y Mar del Plata, Bahía Blanca, Rosario, Tucumán pero, por ejemplo, se lamenta la desaparición del Tren Libertador, que unía la vecina Mendoza con Buenos Aires; y que ofrecía dos clases de coches, más un cine, un comedor, un coche dormitorio y un salón de estar.

Otro recorrido que se recuerda con nostalgia, es el que vincula a Rosario con la Capital Federal, y que antaño tenía varios trenes diarios, con coche "Pullman" y un coche comedor con un servicio que competía con el del mejor hotel.Por esa línea corre hoy, sólo los viernes, una unidad del Ferrocarrill Mitre, y sólo los lunes y viernes, otra del Ferrocarril Noa, aunque no de aquellas características. Es que los trenes han servido a los pueblos de todos los continentes, desde que comenzaron a circular en 1830 y ahora la Argentina, tras superar su equivocada fiebre de "desmantelamiento" de fines del siglo pasado, se apresta a reponerlos sin consumir muchos combustibles fósiles, mientras se encamina hacia su último barril de petróleo, el que sería extraído, según fuentes oficiales, en el 2013. Teniendo en cuenta su abultada deuda externa (cercana a los 180.000 millones de dólares) no se ven hoy posibilidades de que en ese futuro pueda importar crudo del Medio Oriente, donde también se acabará en el 2050, de acuerdo con la OPEP.

Una de las reposiciones que los turistas esperan entusiasmados es la del legendario, mítico y atractivo Ferrocarril Transandino Central, que unía los puertos de Buenos Aires, en el Atlántico, con el de Valparaíso, en el Pacífico, desafiando alturas de 2700 metros en esta localidad y de 3.200 al atravesar el Tunel Internacional debajo del Cristo Redentor, dos hitos que hermanan a los dos países más australes de América. Este tren, que ofrecía una de las visiones más impactantes de la Cordillera de los Andes a los afortunados viajeros, dejó de llegar a este macizo en 1979 con pasajeros y en 1984 con cargas, luego que una gran tormenta, con inmensos aludes, destrozó parte de las vías.

Ideado por la "Clark´s Transandine Raiwaly Company", de los Hermanos Clark, de Chile, en 1898, fue inaugurado el 5 de abril de 1910, con una locomotora a vapor tipo Shay y un sistema de cremalleras que aún pueden verse por aquí, aunque rotas y oxidadas. El último tren, en cambio, era un automotor ADI diesel, luego que se perdió la lucha frente a los grandes micros, de uno y dos pisos, los camiones de dos y tres acoplados y, por supuesto, los aviones que cruzan las cumbres con nieves eternas en pocos minutos.

Para los chilenos, que partían de la Estación Mapocho,en Santiago, el tramo más emocionante era entre Santa Rosa de los Andes en Chile,a sólo 835 metros sobre el nivel del mar, donde cambiaban a los vagones de trocha angosta,y el territorio argentino, hasta llegar a Mendoza. Eran 71 kilómetros de aquel lado,subiendo hasta el lago de Portillo, y otros 185 en estos ventosos territorios que sirvieron de escenario para el paso de los ejercitos libertadores de ambos países, a principios del Siglo XIX. Al igual que el Expreso de Oriente, este tren también fue protagonista de películas, libros, cuentos, poemas, crímenes, contrabando, robos, desastres, muertes, rescates y de una serie interminable de anécdotas, con vías que atravesaban túneles horadados en la roca u otros artificiales que impedían que la nieve, a veces de dos o tres metros de alto en las rutas, taparan las vías férreas.

Como apoyo a lo expuesto a mediados de agosto, se informó en el Ministerio de Relaciones Exteriores argentino que el nuevo gobierno (que prometió un vigoroso y sostenido programa de obras públicas para paliar el desempleo) intenta invertir alrededor de cien millones de dólares hasta el 2005 para mejorar la infraestructura vial y ferroviaria que comunica a la Argentina con Chile en toda la zona cordillerana. Se añadió que el Grupo Técnico Mixto (GTM),- creado en 1992, al finalizar la etapa de diferencias y litigios sobre fronteras-, se reunió en Santiago de Chile con la participación de los gobernadores de las provincias andinas La Rioja, Catamarca, San Juan, Mendoza y Neuquén, más representantes del la Gendarmería Nacional, Vialidad Nacional, y de los Ministerios de Obras, Públicas, Interior y de Planificación Federal.

Muchos pueblos argentinos desaparecieron o se empobrecieron cuando dejó de visitarlos el tren; y hoy, con nueva sangre e ideas en el timón del averiado barco, quizás se recupere la esperanza cuando se reabran muchas estaciones, se escuche una campana y la clásica invitación de "¡Todos al tren!"(INPA)

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