FARC: SALUDO DE AÑO NUEVO A LOS GOBIERNOS Y PUEBLOS DEL MUNDO DICEMBRE 2003 – ENERO 2004

Las festividades de fin de año nos ofrecen un ambiente propicio para reflexionar sobre el despertar de los pueblos en lucha por la autodeterminación, la soberanía, la integridad territorial, la independencia, la paz y contra la guerra imperialista encabezada por el gobierno de los Estados Unidos de América, al frente del cuál hay un grupo de mentirosos, farsantes y neocolonialistas, enemigos de la humanidad.

De ahí el repudio que reciben de los pueblos del mundo, incluidos sectores y personalidades importantes del pueblo estadounidense.

En las diversas formas de lucha de cada pueblo existe un elemento común: el antiimperialismo. Así acontece en el Oriente Medio, especialmente con los pueblos palestino e iraquí; en África; Asia; Europa; América Latina y el Caribe dónde se destacan el pueblo cubano, el pueblo bolivariano de Venezuela, el brasileño, el boliviano, el ecuatoriano, el salvadoreño, el peruano, el puertorriqueño, el dominicano, el argentino, el chileno, entre otros.

Por eso queremos expresarles unas reflexiones sobre la lucha del pueblo colombiano por la Paz con Justicia Social.

Es sabido que en nuestra patria la oligarquía liberal-conservadora puso el Estado, el Régimen político y los sucesivos gobiernos al servicio de sus intereses y los del Imperialismo y, al mismo tiempo, para mantenerse en el poder, montó contra el pueblo una máquina de guerra que ha convertido en un régimen fascista, apuntalado por el Estatuto Antiterrorista de Uribe Vélez.

Por eso la confrontación que lleva más de medio siglo, tiene como componente principal el enfrentamiento entre la clase oligárquica voraz, corrupta, militarista, narcotraficante y de rodillas ante el Imperio y, un pueblo ansioso de paz, tranquilidad, libertades y siempre dispuesto a construir, mediante mecanismos de amplia participación en la vida política de la Nación, un Estado y un Gobierno soberanos, que asuman como política prioritaria la solución de los diversos problemas que lo agobian, por ser requisito básico para que las causas que originaron el conflicto social y armado, sean superadas.

Somos dos las partes enfrentadas. Esto lo saben los organismos internacionales y gobiernos, de los cuales unos han manifestado su interés en hablar con la insurgencia, y otros argumentan que se trata de un conflicto interno que debe ser resuelto por los colombianos.

Pero todavía muchos se preguntan: Por qué tantos años en guerra?

Porque el Régimen y los gobiernos de la clase dominante adoptaron como concepción de Estado la Teoría de Seguridad Nacional, convirtiendo en “enemigo interno” a quienes presentan propuestas alternativas al Régimen excluyente, corrupto, violento y que no tolera oposición.

Por eso su respuesta ha sido siempre el Terrorismo en forma de magnicidios, represión, persecución indiscriminada, genocidio, desapariciones, masacres, torturas y tantas otras formas de violencia extraídas de la Escuela de las Américas del Pentágono. Recordemos solamente el genocidio con el cual la oligarquía exterminó a la Unión Patriótica, que surge en la escena política del país como fruto de los acuerdos de La Uribe, firmados entre el presidente Belisario Betancourt y las FARC-EP. Más de 4 mil dirigentes y militantes fueron asesinados.

Esta ha sido la respuesta oficial a la lucha del pueblo por sus reivindicaciones sociales y políticas y, así ha amparado también la oligarquía las instituciones de la democracia de los ricos.

Vemos que la clase dominante en contravía de la opinión mayoritaria de los colombianos continúa empecinada en usar la violencia como instrumento brutal para mantenerse en el poder, contando para esto con el beneplácito y el apoyo de los Estados Unidos, desde hace muchos años.

A lo anterior hay que agregar que la política económica carece de proyecto propio porque es regida por las nefastas recetas del Fondo Monetario Internacional, del Banco Mundial y las transnacionales, especialmente las estadounidenses. Esto ha generado el creciente empobrecimiento de las mayorías del campo y la ciudad, pues cada día son más precarias la comida, la educación, el vestido, el empleo, la seguridad social y los servicios públicos; porque los medianos y pequeños industriales y agricultores son arruinados por la voracidad de la política neoliberal. La crisis social y económica se profundiza, siendo el déficit fiscal, la deuda pública del país y el inmenso presupuesto para la guerra, las mayores causas de la crisis, que no se resuelve con más impuestos para los pobres, ni con falsas informaciones en materia económica, ni con una actitud servil y entreguista ante el poder imperial y el sistema financiero internacional.

Con el paso de los años la confrontación se ha agudizado hasta el punto de haberse convertido el Estado colombiano en el primer violador de los Derechos Humanos en el mundo, según lo han manifestado organismos internacionales responsables y serios. Es también el principal aliado de los Estados Unidos, en la vergonzosa extradición de colombianos, acto violatorio de la soberanía nacional.

Así las cosas, que opción de lucha política le ha quedado al pueblo?

El mundo la conoce: la lucha armada.

De ahí que haya sido a través de este duro y cruento conflicto como hemos formado, estructurado y consolidado un Ejército revolucionario cuyo accionar político-militar es por la liberación nacional mediante el justo uso de la Rebelión como un derecho. Cuenta ya con las condiciones necesarias para ser reconocido como Fuerza Beligerante y alternativa real de poder pues actúa bajo una sola línea política, plasmada en su Estatuto, su Régimen Interno y sus Normas de Comando. Tiene además normas específicas para el comportamiento ante las masas y prisioneros de guerra, a quienes se les respeta su integridad física y moral. Es un Ejército que porta sus armas visiblemente, viste insignias y uniformes que lo identifican y está presente en todo el territorio nacional.

También, cuenta con un amplio apoyo de masas en todas las regiones del país. La simpatía y apoyo del pueblo colombiano quedaron evidentes en nuestro lanzamiento oficial del Movimiento Bolivariano por la Nueva Colombia y las diversas Audiencias Públicas realizadas en el área desmilitarizada durante las conversaciones con el Gobierno de Pastrana, conversaciones que fracasaron por falta de seriedad y voluntad política del Gobierno y del Presidente, quién de manera unilateral las saboteó y acabó abrupta e irresponsablemente.

Durante la campaña para elegir al sucesor de Pastrana reiteramos nuestra disposición de continuar dialogando con el candidato que fuese electo, teniendo como base la Agenda Común de los Doce Puntos, aprobada por las dos partes en las conversaciones ya mencionadas. Igualmente manifestamos nuestras exigencias para reanudar los diálogos, consistentes en el despeje de los departamentos Caquetá y Putumayo, el desmonte y castigo de los grupos paramilitares, sus promotores y financiadores y, también un trato decoroso al referirse a nuestra organización revolucionaria.

Y una vez más, nuestra propuesta de conversar para hallar salidas al conflicto por vías distintas a la impuesta al pueblo colombiano, fue respondida con más guerra.

Las condiciones y la forma como fue desarrollada la campaña del candidato Uribe Vélez, su procedencia y actividades que lo comprometen con el paramilitarismo y el narcotráfico nos permiten afirmar que su elección fue ilegítima.

Su proyecto de gobierno ha consistido en el cumplimiento de una política terrorista llamada “Seguridad Democrática”, porque ha incrementado las hordas de mercenarios oficiales, la impunidad para los jefes paramilitares, la finanziación oficial del sicariato, el incremento del paramilitarismo legal de los “soldados campesinos”, la legalización de enormes fortunas y tierras amasadas con narcotráfico y violencia y, sumado a esto, el rechazo al diálogo con la insurgencia y al Canje de prisioneros de guerra, cuya exigencia se ha convertido en clamor nacional que traspasa las fronteras. Lo que busca Uribe es complacer a un puñado de oligarcas y al Imperio estadounidense que tiene como objetivo final imponer el ALCA.

Pretendiendo legitimar su régimen militarista convocó a un referendo que transformó en plebiscito. Sin embargo el pueblo en ejercicio de su soberanía le notificó su ilegitimidad y rechazó y repudió su propuesta fascista de gobierno.

La crisis actual demuestra que se ha agotado la estrategia oficial de Seguridad Nacional, columna vertebral del Estado y de todos los gobiernos. Por eso reafirmamos una vez más nuestra disposición de conformar un Nuevo Gobierno que priorice la solución política, el ejercicio pleno de la soberanía nacional, de la democracia y de la justicia social. Igualmente ratificamos nuestra voluntad y disposición de llegar a acuerdos concretos para el Canje de prisioneros de guerra en poder de las dos partes, incluyendo nosotros los tres estadounidenses oficiales de la CIA, capturados cuando cumplían misiones militares en áreas de guerra.

En relación con el Canje destacamos los buenos oficios de la Comisión Facilitadora de la Iglesia Católica que por orientación del Papa Juan Pablo II ha asumido como misión específica la búsqueda por la Paz con Justicia Social.

La lucha por las transformaciones que necesita Colombia está tomando nuevos aires y cada día es mayor el número de quienes ven que estamos llegando a una etapa de definiciones substanciales en favor de la convivencia pacífica, la justicia social, las libertades, democracia plena, igualdad de oportunidades y soberanía económica y política para establecer relaciones de respeto, reciprocidad y de mutuo beneficio con los gobiernos y pueblos del mundo.

CONTRA EL IMPERIALISMO – POR LA PATRIA! CONTRA LA OLIGARQUÍA – POR EL PUEBLO!

SOMOS FARC – HASTA LA VICTORIA FINAL!

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