O grande patrão e o golpe em Honduras

El Gran Patrón y el golpe en Honduras

Vicky Pelaez

En Honduras, el eslabón más débil del ALBA, se reestrenó el viejo libreto norteamericano de los golpes militares. Sucede en época globalizada donde se suponía que los guardianes pretorianos estaban completamente domados por la democracia neoliberal. Pero no es así, simplemente se ha puesto en marcha la consigna norteamericana, de que los amigos y las circunstancias en el mundo pueden cambiar pero los intereses estadounidenses siempre son los mismos. Es decir el dominio del mundo. En el caso de Honduras, el Gran Patrón no iba a perder su "portaviones" de golpes militares en América Latina en los últimos cien años.

Fue tajante el presidente depuesto Manuel Zelaya al declarar que "toda la responsabilidad del golpe militar-civil recae en Estados Unidos, y si este país va a convivir con los golpistas se termina la democracia en Honduras". La respuesta de Norteamérica es clara, Barack Obama no reconoció que hubo un golpe de Estado, no ha roto relaciones con el gobierno de facto de Micheletti, no ha cortado ayuda económica y financiera, y los militares norteamericanos, dicen, suspendieron maniobras con sus subordinados militares hondureños quienes son sostenidos por el Pentágono a cambio de su lealtad. Patriotismo, dignidad y orgullo nacional son ajenos a su ideología del anticomunismo formada en la tristemente célebre Escuela de las Américas. Por algo el ex presidente José Azcona del Hoyo dijo en 1982, que "un país tan pequeño como Honduras no puede permitirse el lujo de tener dignidad".

El poder civil que se atrevió a reformar el presidente Manuel Zelaya lleva una centenaria carga de obediencia ciega a los deseos y voluntad de la United Fruti Co., en cuyos archivos existe una anotación de 1929 sobre cómo lidiar con los congresistas locales: "un diputado de Honduras cuesta menos que una mula". Por esto, el atrevimiento de los militares y oligarcas locales de dar un golpe de Estado, expulsar al presidente legítimo, desafiar a la OEA y a la ONU tenía el aval del poderoso amo norteamericano.

Se sabe que todo lo que se planea en Honduras se conoce con anticipación en la más grande base aérea norteamericana en la región Soto Cano, donde no solamente existe la pista de aterrizaje más larga en la región, sino dos estaciones de escucha que controlan todo el fluido de información en Centroamérica. Los golpistas estaban en contacto permanente con los norteamericanos, y el aeropuerto de Soto Cano al igual que todos los aeropuertos no autorizaron el aterrizaje del avión en que viajaban Zelaya y el Secretario General de la ONU Miguel D'Escoto.

El silencio cómplice de Obama, envalentonó a los golpistas quienes aseguran poder sobrevivir sin problemas los próximos seis meses, porque , tanto Europa como estados EE.UU. no suspendieron su ayuda, y el petróleo les llegará de Colombia y México. Sin embargo, para el canciller de facto Enrique Ortez, "Obama es un negrito que no sabe nada, ni siquiera donde está Tegucigalpa". Si Chávez o Morales hubieran dicho esto, el departamento de estado los hubiera acusado de racismo, pero como Honduras regresó a ser aliado incondicional, le perdonan todo, inclusive la masacre de un pueblo que sigue luchando, y está alentado por la solidaridad mundial.

http://www.redportiamerica.com/el_gran_patron.html

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