Balance del año que pasa

En Diciembre pasado cayó Saddam, el último de los 4 ‘ases’ más buscados en Iraq. En cambio, de los 4 ‘ases’ que iniciaron el bombardeo a Bagdad, solo uno perdió el poder (Aznar en España), mientras que Howard (Australia) y Bush (EEUU) fueron re-electos ampliamente. Blair (Reino Unido) aún no tiene quien pudiese sacarlo del premierato hasta después que gane las elecciones de Mayo 2005.

El eje de la política anglo-americana es el de combatir al terrorismo. Esto, pese a que el impacto de al Qaeda es muy limitado. Por una parte Bin Laden sigue libre y por otra se han presentado problemas más serios que la respuesta sigue siendo deficiente.

Uno de ellos es el ‘terrorismo telúrico’ en Indonesia del 26 de diciembre en el cual se han producido mucho más de cien mil muertos. La repuesta inicial de EEUU ha sido la de prometer una ayuda equivalente a lo que costó bombardear entre 1 y 3 horas a Iraq. El sismo iraní tampoco recibió mayor cobertura humanitaria internacional.

Las mayores causas de muertes masivas en el planeta siguen siendo cataclismos y epidemias previsibles (como la diarrea que mata cada año a dos millones), el hambre y el SIDA. Neo-conservadurismo y neo-izquierdismo

El ascenso neo-conservador norteamericano viene generando una contra-reacción en el ‘patio trasero’. En América Latina ha venido creciendo la centro-izquierda y el proyecto del ALCA se encuentra perforado. Brasil ha logrado plasmar la Comunidad Sudamericana aunque aún sea inviable su sueño de ir hacia un ‘nuevo país’. Varios países andinos y Mesoamérica negocian tratados bilaterales con EEUU, mientras el MERCOSUR, quien también no se pone de acuerdo en muchas tarifas, pone trabas acusando al Norte de proteger mucho su mercado interno.

Si bien aliados de Bush fueron re-electos en El Salvador y en Colombia Uribe apunta a obtener un segundo mandato, fuerzas que podrían ser críticas a él ganaron las presidenciales panameña, dominicana y uruguaya. En Venezuela Chávez evitó ser revocado y ahora acrecienta su giro hacia un gobierno nacionalista más duro interna e internacionalmente. En Brasil y Bolivia sindicalistas moderados ganaron las elecciones locales. Ecuador puede estar al borde de otro estallido, aunque la oposición callejera, esta vez, quiere ser protagonizada, no por los indígenas, sino por los liberales.

Con los procesos contra Pinochet Lagos intenta dividir y debilitar a la derecha, evitar ser desbordado por la izquierda extraparlamentaria y sentar un precedente continental para evitar que otros ex dictadores (como Fujimori) volviesen al poder. Si bien Evo Morales y López Obrador tienen chances de llegar a la presidencia de Bolivia y México, también las fuerzas pro-libre mercado van a querer ganar capitalizando sobre el agotamiento de los modelos ‘heterodoxos’ en Argentina, Perú y Ecuador.

La guerrilla latinoamericana ha venido trocando las armas por las urnas en todas partes, menos en Colombia, donde no hay visos de llegar a una solución a la centroamericana (cooptación en el sistema) o a la peruana (destrucción). La izquierda quiere ahora mostrar su capacidad de administrar el sistema que antes llamaba a derrocar. Ese giro le está llevando al poder pero también podrá generar el crecimiento de corrientes sindicalistas o indigenistas que pidan, como las centrales obrera y campesina de Bolivia, ir hacia ‘una revolución de masas’, y también que la derecha se revitalice desde la oposición a éstos.

La posibilidad que Evo Morales se convierta en el primer dirigente indio campesino de una república andina es algo que generará mucho que hablar. Hoy, el trata de emular a Lula mostrando que el primer mandatario obrero sudamericano ha sido la mejor carta para tranquilizar a los mercados. Mas, en el altiplano hay una fuerte tradición sindicalista y herencia trotskista; por lo cual es probable que se genere una lucha abierta entre fracciones izquierdistas: entre quienes busquen administrar el actual Estado y los revolucionarios que llamen a un levantamiento popular violento contra éste.

La nueva izquierda post-soviética es una que ha eliminado muchas de sus diferencias con la derecha tradicional. Esto, y la ausencia del peligro rojo, ha hecho que la antigua derecha totalitaria ya no tenga mayor aceptación y que tantos ‘diestros’ como ‘zurdos’ se acerquen sobre la base de mantener democracias multi-partidarias con programas económicos liberales.

El Viejo Mundo

En el antiguo bloque soviético EEUU apunta a cerrar el año logrando producir cambios en Ucrania. Allí puede repetir lo hecho en Georgia que consiste en mover a antiguas repúblicas de la periferia rusa fuera de Moscú. Lituania, Letonia y Estonia entraron en el 2004 con otros 7 países más a la Unión Europea. Tras empujar a Ucrania más hacia la órbita de la UE y la OTAN, Bush pusiese promover levantamientos populares liberalizantes en Moldova y Belarús. Si bien él apuntala a Putin en su particular guerra contra la autodeterminación chechena, mantiene con él una rivalidad en torno a los hidrocarburos en Medio Oriente y Asia Central.

París, Berlín y Moscú seguirán chocando con Washington demandando -junto a China, Brasil y Sudáfrica- un mundo ‘multi-polar’. La Unión Europea, que creció de 15 a 25 miembros, seguirá avanzando hacia el este. Este agigantamiento también dará paso a tensiones internas entre quienes quieran consolidar al euro y tener una política externa más autónoma frente a EEUU, frente a Gran Bretaña o varios estados exsocialistas que no tienen visos de distanciarse de Bush.

Con el nuevo gobierno de unidad nacional israelí y la elección de Abbas como presidente palestino se reinstalará un proceso de diálogo que podría dar como resultado alguna forma de estado palestino, el mismo que no sería del agrado del creciente radicalismo árabe y musulmán.

El descontento dentro del billón de musulmanes seguirá cultivando una ola de separatismos (desde el sudeste asiático hasta el sudeste europeo) y el crecimiento de Al Qaeda.

Irán y Corea del Norte serán los nuevos objetivos de Bush. Si la situación iraquí no se estabiliza sería difícil pensar en otra guerra preventiva contra ambas naciones. De otro lado, lo más probable es que aliados chiítas de Teherán den una sorpresa en las elecciones iraquíes de enero.

China seguirá avanzando hacia convertirse en potencia. Su modelo que hoy inspira a Vietnam y Cuba consiste en distanciarse de promover el igualitarismo y levantamientos internacionales, para alentar una clase empresarial nativa e inversiones extranjeras.

El problema es que el Partido Comunista se basa en una economía estatizada y planificada. A medida que el mercado y la empresa privada van avanzando esto podrá fragmentar al maoísmo produciendo alas que busquen abandonar todo vestigio de socialismo y seguir el modelo euro-americano y japonés de ‘democracias capitalistas’. Japón seguirá impulsando en el extremo oriente un bloque comercial bajo su timón. La India (que sacó a los fundamentalistas hinduistas del poder) y Pakistán buscarán llegar a acuerdos, aunque la violencia en Cachemira no tiene visos de solucionarse.

África sigue hundiéndose. Allí cada día muere más gente de hambre y SIDA que en todos los atentados hechos por Bin Laden contra occidente. No se ve ningún programa serio para evitar que la cuna de la humanidad siga siendo el mayor foco de matanzas, las mismas que podrían llegar en Sudán o Uganda a formas de genocidio como las vistas en Congo o Ruanda. Las grandes potencias prefieren invertir más en guerras en Afganistán e Iraq, mientras que los neo-conservadores ansían nuevas incursiones. Isaac Bigio

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