Uruguai - La lección equivocada: Vázquez em Vietname

VÁZQUEZ EN VIETNAM

En el marco de la gira que el Presidente Tabaré Vázquez realizó a algunos países del Sudeste Asiático, estuvo una visita a Vietnam, los días 19, 20 y 21 de noviembre. En el discurso pronunciado ante las autoridades vietnamitas, el presidente uruguayo expresó que “en la reunión mantenida con el señor Presidente de la República y autoridades del gobierno vietnamita, conversamos sobre la experiencia de este país en materia de tratados comerciales y en especial del Acuerdo de Comercio Bilateral con Estados Unidos. Una experiencia y, para nosotros, una lección; para nosotros y no solo para nosotros, interesantísima por su capacidad de abarcar pasado, presente, futuro, principios y pragmatismo…”

De regreso a Uruguay, el 22 de noviembre, el Ministro de Economía y Finanzas, Contador Danilo Astori, que acompañó a Vázquez, fue más explícito: “La opinión es que Uruguay no puede permitirse el lujo de ignorar la experiencia que ha hecho un país como Vietnam, que en los últimos 20 años ha tenido una transformación absolutamente asombrosa, que integra y se articula al dinamismo de la zona a la que pertenece. Entonces es fundamental para un pequeño país como Uruguay, que también necesita expandir su inversión, su comercio, sus ingresos, sus fuentes de empleo, analizar la experiencia que ha realizado Vietnam con los Estados Unidos.

Me parece que sería tremendamente negativo que el país se negara a estudiar concretamente este proceso y aprovechar las ventajas que pueda tener conocer bien sus características. Nosotros seguimos estando exactamente en la misma posición, sólo que ahora hemos dado un paso adicional al crear un grupo conjunto que permitirá hacer este seguimiento y analizar más concretamente las características que yo he mencionado".

El Acuerdo Comercial Bilateral entre Vietnam y Estados Unidos (Bilateral Trade Agreement-BTA), entró en vigencia el 10 de diciembre de 2001, seis años después de la normalización de las relaciones entre ambos países y fue objeto de una larga negociación durante cuatro años. No es un Tratado de Libre Comercio sino un Tratado de Comercio e Inversiones, donde se fijan normas sobre comercio, inversiones y servicios, garantías a la propiedad intelectual y protección de las inversiones.

El Acuerdo detalla los productos del intercambio que no están permitidos, los que tendrán un tratamiento igualitario con los productos nacionales y los que mantendrán sus aranceles protectores. En materia de inversiones, los mismos criterios. La participación del capital extranjero en algunas empresas del Estado no puede ser superior al 30%,

Con la firma de este tratado bilateral, el intercambio comercial de Vietnam con Estados Unidos, entre el 2001 y el 2006 se quintuplicó, alcanzando actualmente el valor de 10 mil millones de dólares, de los cuales 8 mil quinientos millones corresponden a exportaciones de Vietnam y mil quinientos millones de dólares a importaciones desde Estados Unidos. El 50% de las exportaciones corresponden a textiles y ropa y las importaciones principales consisten en maquinaria, hierro, acero, repuestos y equipos de transporte.

No obstante, la zona principal de las exportaciones de Vietnam, es la región del Sudeste Asiático: Japón, China, Singapur, Australia y Taiwán, donde el volumen llega a 30 mil millones de dólares. Los rubros exportables para esta zona, son el arroz (el segundo mayor exportador del mundo), textiles, café, pescado, petróleo crudo y caucho. Las principales importaciones de maquinaria, hierro, acero, repuestos y materias primas para la industria, también proceden de esta región, incluyendo a Corea del Sur. Vietnam no integra ningún área comercial que le imponga políticas comerciales comunes como la del Tratado de Asunción (MERCOSUR), que obligan a Uruguay: “El establecimiento de un arancel externo común y la adopción de una política comercial común con relación a terceros Estados o agrupaciones de Estados y la coordinación de posiciones en foros económico-comerciales regionales e internacionales” (Art 1º).

El Presidente Vázquez dijo que estas relaciones comerciales entre Vietnam y Estados Unidos, constituyen una “lección interesantísima” que debe ser estudiada por su “pragmatismo”.

No hay duda que este fue un mensaje enviado por el Presidente Vázquez a los grupos de izquierda que integran su gobierno –especialmente el Partido Comunista Uruguayo- que se oponen a un Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y que es contrario al Tratado de Asunción y a la política de integración latinoamericana.

Creemos que Vázquez erró el tiro, porque, además de las restricciones insalvables, establecidas por el MERCOSUR, que es, por ahora, una Unión Aduanera destinada a proteger el comercio interior entre los socios del bloque, las estrategias de desarrollo de Vietnam y Uruguay son, en la actualidad, completamente distintas. Aquí puede aplicarse la diferencia entre “apariencia” y “esencia”, categorías que caracterizaron a las filosofías hegeliana y marxista.

Aclaremos este asunto. Vietnam es un país que obtuvo su independencia, en una lucha por la liberación nacional contra el poder colonial francés, primero, y luego contra el imperialismo, norteamericano, que le llevó 30 años (1945-1975). Esta lucha de un pueblo de campesinos pobres, conducida por el Partido Comunista de Vietnam, triunfó logrando la reunificación del país en 1975. Adoptando las tesis de Lenin, el PCV, planeó la construcción del socialismo, luego de vencer y expropiar la tierra a la oligarquía nativa, aliada a los colonialistas franceses e imperialistas norteamericanos.

El primer punto de este programa, obviamente, fue la nacionalización de la tierra y su entrega a los campesinos organizados en cooperativas. Estas reformas radicales se hicieron en 1946, en el Norte, y en 1976, en el Sur. La Ley del Suelo nº 13, de 26 de noviembre de 2003, que sustituye a la de 14 de julio de 1993, mantiene el principio de que la titularidad del suelo corresponde al pueblo vietnamita y que el Estado (el Gobierno y el Comité Popular) es el único con competencia para administrarla.

Esta ley determina los derechos y obligaciones de los usufructuarios y los procedimientos administrativos de uso, gestión e inspección del suelo. Conforme a la misma, un inversor extranjero podrá adquirir derechos de uso del suelo cuando éste le sea arrendado por el Estado, para llevar a cabo el objetivo descrito en el proyecto de inversión y durante un periodo de tiempo igual al de su licencia de inversión. Asimismo, contará con el derecho de uso y disfrute del suelo cuando el socio vietnamita aporte tales derechos como contribución al capital social.

La edificación del socialismo exige, como premisa indispensable, según la teoría marxista, la industrialización del país. Vietnam, en 1975, estaba devastado; el utilaje de laboreo en el campo, rudimentario. La provisión de maquinaria y asistencia técnica, debía proceder del Campo Socialista Europeo, pero la URSS había entrado en un período de estancamiento que condujo a la “perestroika” de Gorbachov, y a su desintegración en 1991. China tampoco podía ofrecer esa asistencia porque vivía las consecuencias de la “Revolución Cultural”, impulsada por Mao contra la mayoría del Comité Central del Partido Comunista Chino y su situación económica era crítica.

El gran mérito del Partido Comunista Vietnamita es no haber renunciado al socialismo. (Esta sí es una “lección interesantísima”, como lo es la de Cuba). Para ello debió de cambiar la estrategia para alcanzar ese objetivo, haciendo concesiones al capitalismo (Como lo recomendaba Lenin en 1921 cuando impulsó la “Nueva Política Económica”), a cambio de ese equipamiento industrial y tecnología, imprescindibles.

El viraje lo dio el 6º Congreso del PCV, realizado en 1986, que adoptó una nueva política económica denominada “Do Moi”(“Renovación”) de apertura al capital extranjero, ha sido confirmada en los Congresos siguientes. La inversión extranjera está enmarcada en los planes quinquenales (Hoy es estimada en 40 mil millones de dólares). No es el mercado el que la determina sino el plan. La producción industrial ha crecido y se ha diversificado, siguiendo las metas del plan, mientras el producto agrícola, a pesar de su aumento, ha disminuido su peso en el producto total (De 42%, en 1989, a 20.4%, en el 2006). En cambio el peso del producto industrial ha pasado de un 27.3%, en 1985, a un 41.5%, en el 2006.

Vietnam, es uno de los cuatro países de la Península Indochina , junto con Laos, Tailandia y Camboya. Es un territorio de 1.650 quilómetros de largo y muy angosto, recostado sobre el Mar de China y el Golfo de Tonkín, alcanzando en las regiones más estrechas, los 50 quilómetros. Tiene una población de 85 millones de habitantes y una superficie de 331 mil quilómetros cuadrados. Su Producto Nacional Bruto es de 61 mil millones de dólares y la renta promedio per cápita, 726 dólares (Era de 224 dólares en 1994). En los últimos años, luego de la crisis asiática de 1997, su economía ha tenido un crecimiento sostenido de un 8% anual, el ahorro alcanza a un 30% del PNB y se espera un ingreso promedio por habitante de 1000 dólares para el 2010.

El esfuerzo de la población, en su mayor parte campesina, por lograr la plena industrialización, proyectada para el 2020, es tan heroica en la paz como lo fue en la guerra contra el opresor extranjero. El magisterio de su héroe nacional, Ho Chi Minh, sigue guiando sus pasos. El “Tìo Ho”, como lo llamaba cariñosamente su pueblo, vivió años en la jungla, combatiendo, en las condiciones más duras, por la independencia y el socialismo, y cuando fue a la ciudad, su vida fue tan sencilla como antes. Combatió enérgicamente la corrupción y el burocratismo. Durante la edificación del socialismo en el Norte y la lucha de liberación en el Sur, por la reunificación del país, destacó el papel de vanguardia de la clase trabajadora y la necesidad de fortalecerla en la República Democrática.

 La autoridad moral y política de Ho Chi Minh, impregnó la lucha de su pueblo contra los colonialistas e imperialistas. Los franceses tuvieron que rendirse en Dien Bien Phu, en 1954, y los yanquis huyeron de Saigón, en 1975.Los generales norteamericanos, contando con las armas más sofisticadas y gases venenosos que asesinaron a centenares de miles de campesinos, no podían comprender la resistencia de este pueblo sin parangón en la historia. Y un día, tuvieron que aceptar la humillante derrota. (Esta es también una “lección muy interesante”).

¿En qué se puede comparar la política del gobierno uruguayo a la que sigue el gobierno vietnamita,para aprovechar su experiencia, en materia económica y social?

En nada. Uruguay sigue siendo un país dirigido por una oligarquía –cada vez más extranjera- aliada con el imperialismo. La tierra no pertenece al pueblo sino a grandes terratenientes que, en su mayor parte, están en el extranjero. Mientras en Vietnam, el máximo de tierra que puede contar una Cooperativa es de 300 hectáreas cuadradas, en este momento hay en el Uruguay propiedades rurales de 150 mil o más hectáreas enmascaradas en sociedades anónimas. El gobierno no tiene un “plan estratégico”, y mucho menos planes quinquenales, que permita conocer cuál es su proyecto de país.

Al gobierno le interesa solo la estabilidad macroeconómica para el ingreso de capitales en el sector que sea y bien sabemos que el apetito de ganancias fáciles y rápidas no puede confundirse con el interés nacional. Este apetito está en el comercio del dinero. En 1975, Robert Mundell, más tarde Premio Nóbel, a quien el FMI tenía en una oficina del Banco Central, para asesorar a Végh Villegas, decía que el mejor destino para el Uruguay era la de ser una “Sucursal de Wall Street”; y Bush, el criminal que habita la Casa Blanca , dijo a los medios, cuando le prestó a su amigo Jorge Batlle, 1.500 millones de dólares, en agosto del 2002, para salvar a los bancos de la quiebra, que lo hacía “porque confiaba en el Uruguay como Plaza Financiera”.

Es en este contexto que el gobierno uruguayo parece insistir en sacar a tambor batiente un Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos ¡y recurre al “pragmatismo” del heroíco país asiático!, entreverando las cartas, De Vietnam, no tiene que aprender nada. No! Me rectifico. Lo que puede aprender, es la lección de dignidad y patriotismo dada a todos los pueblos del mundo por los hijos de Ho Chi Minh, pero este reconocimiento estuvo en un “tono menor” en la comparecencia televisiva. La intención era otra.

Ruiz Pereyra Faget

in Latitud 35

Mirador del Sur

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Author`s name Timothy Bancroft-Hinchey
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